A medida que crece la tensión con Rusia, Ucrania reforzó en los últimos tiempos su capacidad de defensa. Las tropas ucranianas recibieron por parte de sus principales aliados -con Estados Unidos y el Reino Unido a la cabeza-, armamentos de avanzada para hacer frente a la amenaza rusa.
Entre el material de nueva generación que ostenta el Ejército de Ucrania se destacan los misiles Javelin y NLAW, capaces de destruir tanques y blindados rusos.
El pasado 17 de enero llegaron a Kiev aviones de carga C-17 de la Fuerza Aérea Real británica. Ese día, el ministro de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, sostuvo que el gobierno de Boris Johnson decidió “suministrar a Ucrania sistemas de armas defensivas ligeras antiblindaje”.
Estados Unidos, por su parte, comenzó a enviar a Ucrania sus propios misiles antitanques Javelin en 2018. En diciembre del año pasado aprobó un paquete adicional de armas de 200 millones de dólares, incluyendo más proyectiles de ese tipo. Además, este mes permitió a Estonia enviar más a las tropas ucranianas.
Estos misiles son provistos con sus respectivos lanzadores. En 2018 Washington envió 210 proyectiles junto a 37 lanzadores. Un año más tarde, se sumó otro lote de 150 misiles y 10 lanzadores. El pasado 21 de enero la embajada norteamericana en Kiev confirmó el arribo de un nuevo cargamento.
El sistema de armas Javelin es fabricado por las empresas norteamericanas Raytheon y Lockheed Martin.
Estos dispositivos cuentan con una unidad de lanzamiento (CLU, por sus siglas en inglés) y un proyectil de doble cabeza. El misil se coloca en la CLU, que apenas pesa 6,4 kilogramos, y el tirador busca el objetivo utilizando la mira (nocturna o diurna).
El misil, de 15,9 kilogramos de peso, cuenta con dos cargas. La primera está pensada para detonar todo tipo de blindaje, y la segunda para perforar el objetivo. Esta característica lo ubica en una categoría muy selecta.
Su sistema de propulsión, a base de combustible sólido, genera poco humo y permite que el lanzamiento sea suave, incluso en lugares y zonas reducidas. El alcance efectivo de este misil, que también cuenta con una eficaz guía infrarroja de cadmio/mercurio, es de hasta cuatro kilómetros.
El Javelin pertenece a los misiles conocidos como “dispara y olvida”: el artillero puede localizar un tanque, fijar el objetivo, disparar y luego huir a un lugar seguro, sin necesidad de seguir su trayectoria. Además, puede estar listo para disparar en menos de 30 segundos, y ser recargado en apenas 20.
Asimismo, tiene dos modos de uso: ataque directo o por arriba. El primero se utiliza principalmente desde posiciones cubiertas, como bunkers y edificios. De esta manera, el misil toma la ruta más corta hasta alcanzar el objetivo, pudiendo alcanzar los 50 metros de altura.
El ataque por arriba, en cambio, destruye más rápidamente los objetivos principales: los tanques. Las zonas más vulnerables de estos vehículos militares se encuentran en la parte superior e inferior. Lo que hace el proyectil, en vez de tomar la vía más rápida, es ascender hasta cierta altura para luego caer sobre el techo del tanque.
Gracias a su ojiva de combate, que tiene una penetración de más de 600 mm, este tipo de misiles está desarrollado para hacer frente a los tanques más modernos, como los rusos.
Los misiles, no obstante, también puede ser engañados, ya que los tranques más modernos pueden liberar un humo de ocultación, cuyo objetivo es confundir los sensores térmicos del proyectil. De hecho, el pasado mes de noviembre las fuerzas ucranianas divisaron algunos tanques rusos con un blindaje de “listones” en la parte superior. Otros parecían tener señuelos emisores de calor para desviar las ojivas.
Ucrania busca fortalecer su sistema de defensa ante una posible invasión rusa
El otro misil antitanque con el que cuentan las tropas ucranianas es el NLAW, desarrollado por la empresa sueca SAAB, en cooperación con el Ministerio de Defensa británico.
Pese a tener capacidades similares a las del FMG-148 Javelin, es menos potente.Entre sus principales virtudes, puede destruir tanques rusos a distancias cortas: su alcance de combate es de entre 20 y 800 metros. Incluso, es el único sistema capaz de alcanzar un tanque o cualquier unidad blindada desde una distancia de 20 metros.
El tiempo mínimo desde la detección del objetivo hasta el enfrentamiento es de aproximadamente 5 segundos.
Armado con una potente ojiva de alto poder explosivo (con una penetración de 150 mm), vuela a una altura de casi un metro por encima del tanque con la cabeza del proyectil apuntando hacia abajo.
Estas propiedades hacen que los misiles NLAW sean ideales para emboscadas en terrenos boscosos y fortificaciones.
Sin embargo, el Ejército ruso también podría oponer resistencia a estos misiles a través del sistema de protección activa (APS, por sus siglas en inglés), que utiliza un radar para detectar los proyectiles y luego dispara otros con forma explosiva para detenerlos.
De acuerdo a lo consignado por The Economist, Ben Barry, antiguo oficial del Ejército británico que trabaja en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, sostiene que sólo una pequeña proporción de los tanques rusos dispone actualmente de este tipo de defensas. Pero por el otro lado, estos blindados estarían probablemente en la vanguardia de un ataque, lo que supondría un problema no sólo para los ucranianos, sino también para la OTAN.
El fin de semana Ucrania recibió toneladas de armamento enviado por Estados Unidos (Fuerza Aérea de los Estados Unidos/Mauricio Campino/Handout via REUTERS)
El ex soldado británico explicó que para derrotar a un APS se requeriría volver a una forma más antigua de guerra antitanque: atacar el blindaje con morteros y disparos para dañar el radar.
“La forma rusa de hacer la guerra consiste en destruir a los enemigos con fuego de artillería masivo y limpiar a los supervivientes con infantería y blindaje (…) Los rusos esperan matar a la mayoría de los artilleros antitanques con la artillería mucho antes de que sus tanques lleguen al alcance de los misiles”, explicó Amael Kotlarski, editor de Janes Infantry Weapons.
El pasado domingo llegó a Kiev un segundo cargamento de material militar norteamericano, 80 toneladas de pertrechos que se suman a las 90 toneladas que arribaron el sábado al aeropuerto de Borispil, a unos 29 kilómetros al este de la capital ucraniana.
La Embajada de Estados Unidos en Ucrania informó de estos envíos, aunque no ha especificado exactamente el material del cargamento más allá de describirlo como “ayuda de carácter letal, incluida munición para los defensores del frente de Ucrania”.
Rusia se ha pronunciado en repetidas ocasiones contra la llegada de material militar a Ucrania al entender que solo sirve para aumentar la tensión militar en la zona, como ya había ocurrido recientemente con otra remesa de armas ligeras antitanque entregadas por Reino Unido.
Rusia desplegó casi 100.000 soldados cerca de la frontera con Ucrania (KONSTANTIN MIHALCHEVSKIY / SPUTNIK)
Los estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania también han manifestado su interés en enviar sistemas antiaéreos de fabricación estadounidense a Ucrania.
Según reportó el Ministerio de Defensa estonio en su página web, el país proporcionará misiles antitanque Javelin, mientras que Letonia y Lituania enviarán “misiles antiaéreos Stinger y equipos adyacentes”.
El Kremlin negó una y otra vez que tenga planeada una invasión, pero la importante presencia de tropas rusas en la frontera con Ucrania, con unos 100.000 soldados, y las nuevas maniobras militares anunciadas por Moscú para las próximas semanas han acrecentado el nerviosismo de Estados Unidos y de la OTAN.
Mientras Washington y las potencias europeas coordinan acciones para contrarrestar la amenaza rusa, decenas de civiles ucranianos se unieron a las reservas del Ejército en los últimos meses, a medida que aumentan los temores de que Moscú esté planeando lanzar un ataque a gran escala.
El ejército de Ucrania, que cuenta con un total de 215.000 soldados, ha estado luchando contra una insurgencia respaldada por Moscú en dos regiones separatistas desde 2014 en un conflicto latente que se ha cobrado más de 13.000 vidas.