Están enojados, pero la palabra que mejor los define es «decepcionados». Ese sería un rápido pero muy certero resumen de la edición 2018 del Millennial Survey, una encuesta global que hace Deloitte entre 10.455 jóvenes de 36 países, incluida la Argentina. Son los famosos millennials: nacieron entre 1983 y 1994 y, a decir verdad, ya no son tan «chicos». Tienen entre 24 y 35, son una parte central de la economía y la fuerza laboral del mundo, y muchos ya ocupan lugares de liderazgo, o lo comenzarán a hacer en breve.
Y lo que ocurre es que no están para nada conformes con lo que ven, con lo que economía les ofrece. Según Deloitte, el humor de esta generación recrudeció en el último año respecto de cómo se comportan los líderes empresarios en general: se trata de una fuerza laboral que valora mucho el impacto social de las empresas a la hora de evaluarlas. Mientras tanto, en términos personales, el sueldo sigue ocupando la primera posición como prioridad, pero siguen teniendo fuerza los temas de flexibilidad y cultura en el ámbito laboral.
Uno de los principales cambios de actitud por parte de los millennials viene de una percepción de que las prioridades de las empresas no están alineadas con las suyas. Un 75% de los encuestados considera que las empresas se enfocan en su propia agenda en lugar de tomar en cuenta la sociedad en general. Y un 47% considera que los líderes de esas empresas están comprometidos en ayudar al mejoramiento de la sociedad. Ambas cifras reflejan un cambio de tendencia respecto de los últimos años.
Uno de los principales cambios de actitud por parte de los millennials viene de una percepción de que las prioridades de las empresas no están alineadas con las suyas
Hay grandes diferencias entre lo que los millennials creen que las empresas deberían lograr y lo que piensan que las principales prioridades de sus propias organizaciones en realidad terminan siendo.
Esa brecha se ve en los temas que consideran que son los más valorados por las empresas (generar ganancias, eficientizar recursos, y producir/vender bienes y servicios) en relación a los temas que las empresas expresan como de mayor importancia.
La desmejora de la imagen de las empresas también nace de la decepción porque los millennials las consideran las más capaces de efectuar cambios en la sociedad. Frente a la pregunta respecto del impacto negativo y positivo en la sociedad por los sectores económicos, políticos, religiosos y caritativos, los líderes empresarios superaron ampliamente (44%) en impacto positivo a los religiosos (33%) y los políticos (19%).
A la hora de elegir trabajo
Si bien enfrentan una pérdida de imagen positiva, las empresas siguen siendo los grandes captadores de trabajo para este segmento etario. El nivel de atracción no debería sorprender; sigue dependiente en primera instancia de la remuneración que pagan (63% de los encuestados la consideran la variable más importante), seguida de cultura (52%) y la flexibilidad laboral (50%).
Esto se debe, explica Deloitte, a que los millennials vinculan ese factor con la idea de que las empresas deben «compartir la riqueza» y mejorar la vida de sus empleados.
Sin embargo, un alto salario no parece garantizar la lealtad de los trabajadores jóvenes, con un 43% esperando irse de su empleo actual dentro de los próximos dos años, y solo un 28% que contempla quedarse pasados los cinco años.
El futuro del trabajo, otra preocupación
El roce ideológico entre los millennials y las estructuras en las que trabajan es una de las razones del corrimiento de muchos de ellos a tipos de trabajos más flexibles por fuera de la estructura corporativa tradicional. La versión más «local» son las changas. Pero a nivel global hay un desarrollo de lo que se categoriza como la «gig economy».
Los millennials vinculan ese factor con la idea de que las empresas deben “compartir la riqueza” y mejorar la vida de sus empleados
El 43% de los millennials considerarían empleos freelance en lugar de tener un puesto de trabajo de tiempo completo, e incluso 14% ya lo hizo. Entre sus principales razones, apuntan al mayor ingreso que esos trabajos pueden dar (62%) y la libertad para elegir sus propios horarios (39%).
Otra ola que se viene para el factor de trabajo es el universo de la automatización, enmarcado en la cuarta revolución industrial que se vive hoy en día. Y los millennials no sienten tener la tabla necesaria para surfear esa ola de cambio. Un 49% no cree que los empleadores estén preparándolos para los cambios de la industria 4.0. Y su preparación es cada vez más importante, con un 52% considerando que la industria 4.0 va a potenciar su trabajo actual para que puedan ocuparse de tareas de mayor valor agregado, y un 17% seguro de que su trabajo va a ser reemplazado.
En ese nuevo mundo, las capacidades que los millennials consideran más importantes son, sorprendemente, las menos técnicas. En términos de las habilidades que se consideran esenciales para poder ser exitosos a largo plazo, se priorizan habilidades interpersonales (36%), confianza y motivación (35%), y fuerte ética e integridad (33%).
Con informes de Infobae