Algunos animales de sangre caliente están modificando ciertos apéndices para combatir el cambio climático. En un nuevo estudio publicado en la revista Trends in Ecology & Evolutionse muestra que algunas especies están experimentando cambios en sus picos, patas y oídos.
Los investigadores de la Universidad Deakin, en Australia, y colaboradores de la Universidad Brock de Canadá estudiaron la relación entre los cambios en los apéndices y el aumento en la temperatura utilizando la regla de Allen. Esta regla establece que los cuerpos en climas más cálidos suelen tener formas más lineales que los de climas más fríos.
La idea es que, en los climas fríos, el cuerpo necesita ser más compacto y más grande para conservar el calor, mientras que en los climas más cálidos ocurre lo contrario para disipar el calor, lo cual produce formas corporales más altas y delgadas.
Con esto en mente, los investigadores revisaron más de 100 estudios anteriores realizados por otros científicos y encontraron que los animales de sangre caliente, principalmente las aves, tenían apéndices más grandes debido al aumento en la temperatura.
Uno de los animales estudiados fue el pinzón de las Galápagos. Mediante datos recopilados en otro estudio reciente sobre el tamaño del pico de las dos especies de este pinzón, los investigadores hallaron pruebas de que el área superficial del pico de esta ave tenía una correlación directa con un mayor índice de supervivencia.
Los investigadores descubrieron que los pinzones de pico largo y delgado tenían un mayor índice de supervivencia en los años cálidos debido a que tenían una mejor regulación térmica. Los pinzones con picos más cortos y compactos tenían menos probabilidades de sobrevivir debido a que su capacidad de regular su temperatura corporal en los años cálidos era menor.
“Tampoco sabemos si estos cambios de forma realmente ayudan a sobrevivir (y, por lo tanto, si son beneficiosos) o no”, declaró a CNN Sara Ryding, una de las autoras de la investigación. “Este fenómeno de cambio de forma no debe considerarse positivo; en cambio, es alarmante que el cambio climático esté obligando a los animales a evolucionar de esta manera en un periodo relativamente corto”.
Esencialmente, los apéndices más pequeños y más largos permiten una mejor regulación térmica que no solo ayuda a los animales a autorregular su temperatura corporal, sino también a regular la pérdida de humedad gracias a una menor pérdida de calor por evaporación. Sin embargo, es difícil afirmar que esos cambios se deben directa y únicamente al cambio climático.
“Aunque el calentamiento global puede ser un argumento convincente para explicar la fuerza que está detrás del cambio morfológico, es difícil establecer confiadamente una relación de causalidad”, escribieron los investigadores en el estudio.
“Por ejemplo, los sucesos de introducción son buenas oportunidades para estudiar la forma en que los animales responden a los cambios en su entorno, pero puede ser difícil determinar cómo difieren o interactúan los cambios ambientales con otras reglas biogeográficas, como los efectos de isla”, añadieron.
El cambio climático no solo influye en la temperatura, sino que también afecta el ciclo del agua. Con el uso de la regla de Allen, los investigadores comprendieron que el tamaño de los apéndices también puede verse afectado por cambios en el ciclo del agua.
Por ejemplo, un cambio en los niveles de humedad puede afectar el tamaño del pico en las aves sin que se observe un cambio directo en la temperatura.
“Los picos largos podrían ser una ventaja si existen altos índices de humedad debido a que la pérdida de calor por evaporación es menos efectiva en tales condiciones, por lo que podría requerirse una pérdida de calor por radiación a través del pico”, escribieron los investigadores en el estudio.
“Sin embargo, los picos largos que permiten la pérdida de calor por radiación también pueden ser una ventaja en ambientes cálidos y áridos para minimizar la pérdida de humedad. En las aves, el efecto de la temperatura extrema relativa en la superficie del pico aumentó cuando la precipitación fue mayor, posiblemente debido a los efectos combinados de la humedad”, agregaron los especialistas.
En la mayoría de las investigaciones se estudió el cambio morfológico en aves pequeñas. Sin embargo, en algunos estudios se incluyeron murciélagos y musarañas. En el caso de estos dos animales, en el estudio se analiza una investigación que muestra un aumento en el tamaño de las orejas, cola, alas y patas de esas especies.
Sobre el pronóstico de las especies que presentarán un cambio de forma, los investigadores llegaron a la conclusión de que el apego a la regla de Allen tiene una función importante.
“Los animales con un apego establecido a la regla de Allen, como la rana común (Rana temporaria), los estorninos (Sturnus vulgaris), los gorriones cantores (Melospiza melodía), y una gran cantidad de aves marinas y pequeños mamíferos son los candidatos más probables en respuesta al aumento en las temperaturas”, escribieron los investigadores en el estudio.