Una relación amorosa saludable se basa en una combinación de elementos fundamentales. Uno de ellos, sin dudas, es la sexualidad, que juega un papel significativo en este contexto, ya que proporciona una conexión emocional y una forma de expresar los sentimientos y el deseo mutuo.
A través del sexo, las parejas pueden liberar el estrés y fortalecer su autoestima y confianza. Sin embargo, es importante reconocer que el acto sexual no es el único componente que define a un vínculo amoroso. Por caso, la comunicación abierta, el respeto y el apoyo son pilares igual de esenciales.
Bajo estos preceptos, Sharon Bober, profesora asociada de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y directora del Programa de Salud Sexual en el Departamento de Oncología Psicosocial y Cuidados Paliativos de Dana-Farber, reflexionó en un artículo institucional sobre el sexo y las parejas.
“No necesitas tener sexo para sentirte cerca de alguien”, introdujo Bober. “En las relaciones que son íntimas pero no sexuales, si ambos miembros de la pareja sienten que sus necesidades están siendo satisfechas, y se sienten cercanos y apoyados mutuamente, entonces funciona. Es algo perfectamente saludable. También es normal que parte de la intensidad o la espontaneidad que experimentan las personas en una relación nueva se asiente en una dinámica más familiar o predecible”, añadió.
“Actualmente, observo a mucha gente que es anorgásmica, es decir, que no tiene necesidad de una relación genital total», dijo Goldberg
Para la experta de Harvard, “algunas relaciones íntimas son más sexuales y están impulsadas por mucha química física al principio y se mantienen así. En otras relaciones íntimas, los socios se sienten muy conectados entre sí, pero ninguno se enfoca fuertemente en la intimidad física. Realmente depende de lo que funcione para cada pareja”.
“Los problemas relacionados con la falta de sexo en las relaciones —siguió Bober— realmente surgen cuando las parejas no están alineadas. El objetivo principal, especialmente en las relaciones íntimas, es que los socios puedan comunicarse entre sí sobre lo que quieren y necesitan”.
En esa línea, la profesora de psiquiatría reflexionó sobre cómo inciden el paso del tiempo y el entorno a nivel sexual y amoroso: “La química sexual es muy real. Todos intuitivamente tenemos una idea al respecto, pero la química puede cambiar según el contexto. Por ejemplo, cuando están saliendo puede sentirse muy diferente a cuando viven juntos. Puede verse aún más diferente cuando ambos están trabajando, tienen niños pequeños y es difícil encontrar tiempo solo para dormir y hacer ejercicio. No es casualidad que las parejas sientan más química cuando están de vacaciones o teniendo una aventura divertida o emocionante”.
Para Beatriz Goldberg, «las caricias, por ejemplo, pueden ser un acto sexual» (Getty)
“Cuando se trata de mantener la química sexual, el deseo y la sensualidad son cosas que tenemos que cultivar y atender con el tiempo. Eso podría significar prestar más atención a sus propias necesidades. Eso también podría tener que ver con tomarse un poco de tiempo extra para descubrir qué quiere o necesita su pareja. Las relaciones, ya sean sexuales o no, deben cuidarse y renovarse con regularidad. No son automáticamente autosuficientes. Hay que hacer una pausa, prestar atención y cuidarlas”, cerró Bober.
Infobae analizó esta postura junto a Beatriz Goldberg, especialista en crisis individuales y de pareja. “Actualmente, observo a mucha gente que es anorgásmica, es decir, que no tiene necesidad de una relación genital total. No por eso la pareja no está unida o no tiene manifestaciones de cariño, de compañerismo y un amor pleno. Esto se da mucho en parejas que están hace muchos años, ya que hubo tiempos de fogosidad pero, al pasar tantos años, quizá no mantienen tanto lo sexual, pero el amor persiste igual. No por eso la pareja está en problemas ni hay infidelidad, por ejemplo”, dijo Goldberg.
Y sumó: “El problema es si uno de los dos integrantes de la pareja está insatisfecho con la situación. De lo contrario, no es un problema y es simplemente una realidad que se puede dar. No quiere decir que no haya atracción. Es, simplemente, que en ese momento no hay prioridad para el sexo y pueden ir en un camino espiritual con un acercamiento que se da a otro nivel. La cercanía no siempre está en el sexo. No hay sexo genital pero puede haber caricias, abrazos, masajes y otras cosas que son también sexuales”.
Si alguno de los integrantes del vínculo está insatisfecho, puede haber problemas, ya que hay prioridades distantes en relación a lo sexual (Getty)
Según Godlberg, “es muy importante que las dos personas de la relación tengan el mismo estilo y forma de relacionarse con el sexo. Es que no es bueno alguien que prioriza y tiene en primer lugar la parte sexual, mientras que el otro realmente no le da importancia o no lo necesita”.