Después de más de cinco décadas en la selva de Colombia, el grupo guerrillero más grande del país inició el domingo la conformación de su partido político con la realización de un congreso en un centro de convenciones en la capital y con la promesa de crear una coalición alternativa de izquierda.
Todavía está por anunciarse el nombre que tendrá el partido surgido de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia como parte de un histórico acuerdo de paz firmado el año pasado.
Los acuerdos garantizan a los excombatientes un total de 10 escaños en el Congreso y el mismo financiamiento que el Estado provee a los otros 13 partidos políticos, además del equivalente a medio millón de dólares en financiamiento para un centro de pensamiento político para las FARC.
La organización ha dicho que se adherirá a sus raíces marxistas y se enfocará en ganar los votos de los campesinos, la clase trabajadora y la clase media urbana con una plataforma de justicia social. Sin embargo, enfrenta la oposición de muchos que relacionan a la guerrilla con secuestros y terrorismo.
Un sondeo dado a conocer en agosto encontró que menos de 10% de los colombianos tendrían confianza total en los rebeldes como partido político, mientras que una amplia mayoría dijo que nunca votaría por un exguerrillero al Congreso.
«No van a recibir una bienvenida muy cálida de parte de la mayoría en Colombia», dijo Adam Isacson, del centro de estudios Washington Office on Latin America. «Les perjudica su historial en derechos humanos. Su imagen en los medios es terrible. La mayoría de los colombianos no son simplemente comunistas o socialistas».
Isacson agregó que «no todo está perdido, ya que el mensaje de redistribuir la riqueza y acabar con la injusticia social probablemente dé resultado en muchas zonas pobres de Colombia».
Pero partidarios como Iván Cepeda, del izquierdista Polo Democrático Alternativo, sostienen que la incorporación política de las FARC es el mejor medio para asegurar una paz duradera. Cepeda considera que se pagó un precio muy alto en cuanto a vidas e infraestructura antes de llegar a este momento.
Las FARC se formaron a inicios de la década de 1960 y los siguientes 53 años de lucha entre rebeldes, fuerzas del gobierno y grupos paramilitares, dejaron al menos 250.000 muertos, 60.000 desaparecidos y millones de desplazados, en lo que se convirtió en el conflicto armado que más perduró en la región.
Cuatro años de negociaciones en La Habana entre rebeldes y el gobierno culminaron con un acuerdo de paz donde la guerrilla aceptó, entre otros aspectos, dejar las armas y reparar a las víctimas.