La historia de las trampas en educación es posible que sea tan antigua y esté correlacionada a la existencia de los exámenes, test o pruebas; ingeniosas metodologías de acordeones, copiarse en la mano o piernas las fórmulas, micro-papelitos o mensajes en WhatsApp, conforman un inventario amplísimo de trucos. El objetivo era claro: engañar y pasar la evaluación…
Desde que surgió la PAES en 1997 también se comenzaron a diseñar sistemas formales de “trampas institucionales”, es decir, preparar a los estudiantes para pasar la prueba. Esto, obviamente, se asoció a los rankings institucionales, para aparecer en el top 10 de colegios o institutos nacionales.
La PAES –que lleva 20 años de registros estáticos– ha sido una evaluación estandarizada referida a Norma o a Criterio con fines múltiples: como diagnóstico para conocer la situación de la calidad del sistema educativo; como espejo de la eficacia del quehacer docente; como resultado de logros de cobertura curricular; entre muchas otras funciones.
Prepararse para la PAES es como hacer dieta antes de ir al médico para que los exámenes salgan mejor…; siempre he creído que la PAES es un termómetro que nos indica un estadio febril del sistema educativo, pero nunca sabemos el diagnóstico y tampoco tomamos el antibiótico, por esta razón cada año la PAES nos dice: el sistema sigue enfermo…
Los resultados de la PAES reflejan un 50 % de los logros de aprendizaje ideales; algo que está en consonancia con la ejecución efectiva del calendario escolar: De los 200 días que exige la ley y los programas de estudio, con suerte contamos con 100 días de aprendizaje efectivo; el resto se va en actividades deportivas, culturales, administrativas y coyunturales; algunas de estas actividades educan, la mayoría no.
A medio año, la mayoría de colegios e institutos nacionales recuerdan que se viene la PAES y que su reputación está en juego, y así comienzan a buscar PAES de años anteriores y comienzan a preparar a sus estudiantes –mejor dicho: a hacer trampa con sus estudiantes– y a prepararlos para que salgan mejor; en este contexto, de modo apresurado y sin arraigo curricular, comienzan a estudiar temas aislados asociados a los ítems o preguntas; el objetivo es contestar lo mejor posible… y hasta se desarrollan a nivel universitario cursos pre-PAES.
Pero el objetivo principal de los colegios e institutos nacionales debería ser generar “aprendizajes, competencias y capacidades”, no pasar exámenes; es formar ciudadanos, felices y competentes, que puedan ingresar a la universidad y desarrollarse como profesionales.
La tarea pendiente del MINED sigue siendo mejorar la devolución de los resultados; que cada docente, de cada especialidad, sepa muy bien qué conocen, comprenden y aplican sus estudiantes, y qué no dominan, para corregir y mejorar; ¿es tan complicado esto…? No basta con saber los promedios institucionales y las notas, necesitamos conocer qué virus o bacteria nos genera la fiebre para tomar el antibiótico correcto. ¡¡¡No hagan trampa!!!
Publicado originalmente en LPG