La minería de Bitcoin consume más energía que toda Argentina

by Redacción

El criptojacking es una forma de ciberdelito para minar criptomonedas, secuestra la capacidad de procesamiento de los dispositivos de sus víctimas para producir criptomonedas. Una descarga sospechosa o una página web de poca monta pueden ser los vectores de contagio del software que usa nombres de procesos legítimos de Windows para pasar desapercibido y ocupar el rendimiento de la CPU en tareas de minería de criptodivisas. Pero las derivaciones que presenta este problema y cómo afecta al negocio Cripto exponen situaciones de escala inusitada.

Si Bitcoin fuera un país utilizaría más energía eléctrica que Argentina, que está en el puesto 31 en consumo de teravatios por hora. Bitcoin estaría en el lugar 30. Pero además si este fuera adoptado como moneda de reserva global, sería necesario duplicar la producción mundial de energía solo para sostenerlo.

Es por ello que muchos economistas coinciden en la ineficiencia del Bitcoin como instrumento para realizar transacciones, dada la asombrosa cantidad de energía eléctrica que consume. Aproximadamente dos tercios de esta proviene de combustibles fósiles, según la Universidad de Cambridge. Por esta razón se experimenta con alternativas que sean más ecológicas y baratas. Estados Unidos evalúa las centrales nucleares. En El Salvador están aprovechando la energía geotérmica de los volcanes.

A mediados de este año la policía ucraniana reveló el hallazgo de una enorme granja para minar criptomonedas que usaba 5.000 equipos entre los cuales se encontraban 3.800 PlayStation 4 y mucha electricidad robada. Los medidores de electricidad alterados, que no registraban el consumo real de energía, permitieron evadir pagos por us$200.000 en promedio por mes. Además, la actividad era tan demandante que provocó picos de consumo de energía y la posibilidad de dejar sin electricidad a otros usuarios.

En mayo pasado, Elon Musk anunció que Tesla dejaría de aceptar Bitcoin hasta que éste fuera generado con energías limpias. Luego China, que concentra la mayor cantidad de centros de minado del planeta, reguló el consumo de energía en las granjas, lo que provocó que muchos ‘mineros’ se establezcan en otros lugares. La enorme potencia de computación y el uso de energía está integrada en la forma en que se diseñó la tecnología blockchain que sustenta la criptomoneda.

Nunca se nos hubiera ocurrido poder ganar dinero con videojuegos. Sin embargo, ya existe un nuevo juego de realidad aumentada, en el que es posible ganar pequeñas cantidades de Bitcoin “jugando”. Todo indica que seremos participados del negocio en porciones mínimas a cambio del desgaste de nuestra placa gráfica, el procesador y el costo de la electricidad.

Cuanto más alto sea el precio de la cripto, más mineros querrán entrar en el juego, por lo tanto, se producirá un aumento en el consumo de energía. Además, el software demanda que solo se demoren 10 minutos en resolver un rompecabezas, por lo que, si el número de mineros aumenta, el juego se vuelve más difícil y es necesaria mayor capacidad de procesamiento, por lo tanto, Bitcoin está diseñado para fomentar un mayor esfuerzo informático.

Cuantas más computadoras compitan la blockchain se vuelve más robusta, porque cualquiera que quiera intentar afectar o hackear la moneda debe controlar y operar al menos tanta potencia informática como el resto de los mineros juntos.

Esto significa que, a medida que el Bitcoin se vuelve más valioso, el esfuerzo informático invertido en crearlo y mantenerlo, la energía consumida, aumenta inevitablemente. Para fabricar un Bitcoin los mineros están haciendo 160 quintillones de cálculos por segundo, pero los millones y millones que se necesitan para mantener el sistema en funcionamiento no están realmente haciendo ningún trabajo útil, son cálculos que no sirven para ningún otro propósito, se borran en cuanto termina este proceso y el ciclo vuelve a empezar, usando una gran cantidad de energía para producirlos.

El costo de la energía eléctrica podría volver esta actividad inviable, aún más complejo si ponemos el foco en la cuestión ecológica y el calentamiento global.

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