La NBA y sus pronósticos previos no suelen tener siempre la razón. Ocurre en la mayor parte de deportes, porque por eso son deportes y no ciencias exactas, y el último ejemplo se vive con los Utah Jazz. Un equipo predestinado y enfocado, según todos los gurús del baloncesto, en no ganar partidos (‘tankear’) en la temporada para reconstruir. Pues bien, todavía no han perdido. Tres de tres, y un gen competitivo admirable.
El triunfo por la mínima (121-122) ante los Pelicans pone a los Jazz en ese estatus. Un rival en el que Zion Williamson terminó tocado tras una aparatosa caída al realizar un mate y en el que Willy Hernangómez no jugó minuto alguno. Los Jazz lo decantaron en la prórroga, con una canasta circense de Kelly Olynyk tras un gran tiro de CJ McCollum que les dejó contra las cuerdas. Coloca los ‘mormones’ en disposición de creerse importantes en la nueva NBA.
Para entender a los Jazz se debe ir a una fórmula diferente a la de sus últimos cursos. Claro está, el bloque que formaban los Gobert, Mitchell o Bogdanovic salió hacia diferentes puntos del país, y ahora es una plantilla que parece conjurada para competir junto a un entrenador joven, Will Hardy, que junto a Danny Ainge en los despachos, ha encontrado un rumbo. Conley en la dirección, Sexton y sus puntos en amenaza exterior y en carrera, Markkanen en progresión o el infravalorado Olynyk conforman una interesante columna vertebral. Ante ella han caído Timberwolves, Nuggets y Pelicans, tres equipos destinados a Playoffs.
«¿No os estáis divirtiendo?», comentó con sorna Hardy tras el tercer triunfo. Y rompió una lanza a favor de su salvador en Nueva Orleans. «Olynyk es un tormento. Especialmente, en el cambio. Me alegra no tener que entrenar en su contra», confesó. Su equipo funciona, con el ataque por definición. Anotan 125,7 puntos por partido, los mejores en la NBA. Y aunque han necesitado dos prórrogas son un equipo entre los 10 mejores si solo se cuentan 100 posesiones -115,6 puntos-.
Un estatus que contradice lo que parecía ser el año del ‘tanking’ en la NBA. Nombres como esos nuevos Jazz, los San Antonio Spurs, Houston Rockets o Sacramento Kings estaban en las quinielas del ‘dejarse llevar’ para optar al primer puesto del próximo Draft. Es decir, optar a Victor Wembanyama. Pues tras tres partidos… Sin ganar están Sixers o Lakers, que eran candidatos a todo en las apuestas iniciales. Mundos opuestos al magnífico trabajo que realizan desde Utah.