El hombre llegó a la Luna hace más de 50 años, pero el sueño de habitarla todavía sigue en pie. Es que vivir en forma permanente en nuestro satélite natural es hoy un objetivo que se plantean varios países y para ello ya se están pensando y diseñando las casas o hábitats lunares.
El año pasado, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) presentó un ambicioso proyecto para establecer residencias lunarespara estadounidenses en el 2040.
Y ahora la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha hecho lo mismo. Diseñado para el programa Discovery de la ESA, un nuevo hábitat lunar fue creado por el estudio de arquitectura Hassell para albergar a 144 personas, con espacios residenciales, restaurantes y grandes invernaderos.
Según el diseñador jefe global de Hassell —Xavier de Kestelier— el Plan Maestro del Hábitat Lunar es “el siguiente paso en la creación del primer asentamiento humano permanente en la luna, un lugar extremadamente hostil para vivir. Sin atmósfera, los humanos necesitan una nueva infraestructura para acceder al agua y al oxígeno mientras están sometidos a altos grados de radiación”.
Con el fin de crear el primer asentamiento humano permanente en nuestro satélite, de esta manera, los astronautas que lleguen al cráter Shackleton –en el polo sur– podrán acceder al agua, la energía y el oxígeno en ese lugar.
El diseño de este hábitat está compuesto por una estructura regular formada por módulos hinchables construidos sobre unos cimientos impresos con robots. “Los hábitats inflables en la luna pueden sonar como ciencia ficción, pero este tipo de membranas inflables ya se están probando en la Estación Espacial Internacional”, precisó De Kestelier. Estos módulos estarán todos interconectados por múltiples vías y serán enterrados en suelo lunar para aislarlos de la radiación y mantenerlos en condiciones estables.
Según sus diseñadores, la ciudad contará con grandes paneles solares montados en postes verticales para garantizar el máximo aprovechamiento de la energía del sol para producir electricidad, así pues, los rayos de luz podrán impactar en las células perpendicularmente para que la conversión sea óptima.
Y al estar situada en el cráter Shackleton, en el polo sur de la luna, esta es la mejor manera de que los rayos de luz impacten las células perpendicularmente y la conversión sea óptima. No obstante, la arquitectura de este sistema está pensada para permitir una mayor flexibilidad al construir, de modo que la energía encarnada se podrá reconfigurar para reflejar el tamaño de los futuros asentamientos.
Según datos registrados por sondas de la NASA y la ESA, este cráter tiene grandes posibilidades de albergar grandes cantidades de agua congelada, necesaria para la supervivencia del emplazamiento.
La arquitectura del sistema está pensada para que sea escalable. Según la memoria del proyecto, “el sistema de hábitat escalable de Hassell considera mecanismos de enclavamiento innovadores que permiten una mayor flexibilidad al construir, de modo que la energía contenida en los hexápodos se pueda reconfigurar para reflejar el tamaño de los futuros asentamientos, proporcionando una solución flexible y sostenible”, dijo el estudio de arquitectura.
De Kestelier afirma que la idea es mandar componentes extremadamente ligeros y usar el entorno lunar para la construcción con robots: “Enviar cualquier cosa a la luna siempre será costoso, por lo que decidimos crear los hábitats a partir de módulos inflables que fueran ligeros y compactos”.
El estudio de arquitectura está empezando a planificar la idea de cómo dicha comunidad puede prosperar para sobrevivir en la Luna, así puede afrontar las condiciones climáticas del satélite de la Tierra.
La pequeña ciudad lunar está diseñada para albergar a 144 personas, con espacios residenciales y zonas comunes que incluirán los restaurantes. El espacio que abre este artículo —que como el resto de fotos está renderizado por Imigo— parece más un bar de coctelería de moda que una base espacial. También habrá espacio para juegos y grandes invernaderos en los que hacer crecer vegetales frescos para su consumo.
Sobre todo, sin embargo, lo importante del diseño de Hassell es vivir bien en un entorno agradable que contrasta radicalmente con las propuestas de los americanos y los chinos. Por lo menos sobre el papel, que lo aguanta todo.
“Tenemos que empezar a planificar cómo las comunidades más grandes no solo pueden sobrevivir, sino también prosperar y vivir en la luna. En otras palabras: no irnos ahí en plan colonos del siglo XV y pensar que tenemos la posibilidad de montar un entorno en el que vivir bien para afrontar los retos del extremo entorno lunar”, concluyó De Kestelier.