El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, informó este jueves que las tropas iraníes y los terroristas de Hezbollah están preparando su retirada del sur de Siria, en las fronteras con Israel.
La ONG señaló que los aliados del régimen de Bashar al Assad se irán de las regiones de Daraa y Quneitra, ubicadas cerca de los Altos del Golán.
Medios de comunicación rusos informaron en las últimas horas que el gobierno de Vladimir Putin pretende cerrar un acuerdo que permita el despliegue de la policía militar rusa en las áreas cercanas a Israel. A cambio, las fuerzas iraníes y de Hezbollah -principales amenazas de Israel- deberían retirarse de esas zonas.
Este jueves por la noche Putin mantuvo una conversación telefónica con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con el foco puesto en la situación siria.
El Kremlin señaló que la charla se centró en «algunas aspectos del acuerdo sirio», aunque no brindó mayores detalles al respecto.
Este miércoles, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, advirtió que las militares extranjeras, incluidas las de Irán, deberían abandonar el suroeste de Siria lo antes posible.
Avigdor Liberman, ministro de Defensa israelí, agradeció este jueves a Moscú por «entender» las preocupaciones de seguridad de Israel. «El Estado de Israel aprecia la comprensión de Rusia de nuestras necesidades de seguridad, especialmente en nuestra frontera norte», le manifestó a su par ruso, Sergei Shoigu.
«Es importante continuar el diálogo entre nosotros y mantener una línea abierta entre las FDI y el ejército ruso», agregó.
En los últimos días Liberman encabezó una delegación israelí en Rusia para abordar la posibilidad de que las fuerzas sirias retomen el control de la zona fronteriza, mientra que, a priori, las milicias persas deberían permanecer a una distancia de 20 kilómetros de los límites con Israel y Jordania.
Según consigna The Times of Israel, Netanyahu le comunicó a sus ministros que mantuvo una conversación con el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo a quien le pidió que en caso de alcanzar un acuerdo sobre el despliegue de tropas en Siria entre Estados Unidos, Rusia y Jordania, quede estipulado que las fuerzas iraníes se deben retirar de todo el país.
Rusia e Irán, los principales aliados de Al Assad, mantienen, no obstante intereses distintos en la región.
Moscú intenta salvar al régimen, un aliado cercano desde tiempos de la Guerra Fría, para impedir que una Siria sin Assad se acerque a Occidente, y al mismo tiempo busca retener su control sobre la base naval de Tartus y la aérea de Hmeimim, de gran importancia estratégica en el Mar Mediterráneo.
Mientras que Irán está interesado en abrir un corredor terrestre directo desde su territorio al Líbano para abastecer a Hezbollah, su representante en la región, así como también para presionar a Israel desde la frontera siria.