El último informe del Índice de Democracia, publicado por The Economist Intelligence Unit (EIU, por sus siglas en inglés), arroja luz sobre la trayectoria de la democracia a nivel mundial durante 2023, en un contexto marcado por la proliferación de conflictos y la polarización, lo que ha contribuido a un nuevo mínimo para la democracia global.
Este índice anual, que ofrece una visión general del estado de la democracia a nivel mundial, ha registrado una caída en su puntuación total, pasando de 5,29 en 2022 a 5,23. La incidencia creciente de conflictos violentos ha tenido un impacto significativo en la evaluación de la democracia a nivel global.
Según las mediciones de EIU, aproximadamente la mitad de la población mundial reside en algún tipo de sistema democrático (45,4%), pero solo un pequeño porcentaje, el 7,8%, vive en una democracia plena, con puntuaciones superiores a 8,00. Por otro lado, más de un tercio de la población mundial vive bajo regímenes autoritarios (39,4%).
El mayor descenso fue el de El Salvador (-0.35), cuyo puntaje se deterioró debido al gobierno cada vez más autoritario y la búsqueda de reelección inconstitucional del presidente Nayib Bukele. Paraguay mejoró su puntaje debido a un aumento en la representación femenina en el Congreso tras las elecciones generales de 2023.
Desafíos de seguridad afectan la democracia en la región. La amplia variación en la calidad de la democracia en la región refleja, en parte, el impacto de los desafíos relacionados con la seguridad que han abierto espacio para que proyectos políticos autoritarios se afiancen. Este es el caso en América Central, donde altos niveles de criminalidad (en gran parte relacionados con el narcotráfico) y el uso de la represión estatal como respuesta han llevado a un declive constante en la calidad de la democracia en la mayoría de los países de la subregión en los últimos años. El gobierno cada vez más autoritario de Bukele en El Salvador es un ejemplo claro.
En una nota positiva, el número de democracias ha aumentado en dos en 2023, con Paraguay y Papúa Nueva Guinea pasando de ser catalogados como “regímenes híbridos” a “democracias defectuosas”. Grecia ha alcanzado el estatus de “democracia plena”, mientras que Chile ha sido reasignado como “democracia defectuosa”. Sin embargo, Pakistán ha sido degradado a un “régimen autoritario”, y Angola ahora se clasifica como un “régimen híbrido”.
Solo 32 países han mejorado su puntuación en el índice, mientras que 68 han experimentado un declive. Las puntuaciones de 67 países se han mantenido estables, lo que indica un panorama global de estancamiento y retroceso. La mayor parte de la regresión se ha observado en países no democráticos, donde los regímenes autoritarios se han consolidado y los regímenes híbridos han enfrentado dificultades en su democratización.