El mayor huracán que se ha registrado nunca en el Océano Atlántico, Irma, con una longitud de 200 kilómetros y unos vientos sostenidos de casi 300 kilómetros por hora, ya ha alcanzado Antigua y Barbuda, Puerto Rico e Islas Vírgenes, se espera que en las próximas horas llegue sucesivamente a República Dominicana, Haití, Cuba y finalmente Estados Unidos.
La amenaza es máxima y en todos los países se han disparado las alarmas para hacer frente a esta descomunal fuerza de la naturaleza que no tiene parangón. Tanto es así, que incluso los equipos diseñados para medir terremotos, los sismómetros, están alertando sobre la inminente llegada de Irma.
Stephen Hicks, sismólogo del Centro Nacional de Oceanografía de Southampton, ha señalado que las grabaciones del sismómetro en Guadalupe, una isla al sur del Caribe, muestran la llegada de Irma hacia las Antillas Menores. Este tipo de aparatos no están preparados para captar un huracán, pero en esta ocasión sí han sido capaces debido al ruido de fondo que presenta Irma: la tremenda fuerza de sus vientos está provocando que los árboles se muevan y que las olas en el océano se estrellen con mucha violencia. Un comportamiento inusual que muestra la amenaza que se aproxima, tal y como cuenta Independent.
Debido a su gran tamaño y potencia se espera que haya también un clima muy peligroso hasta a 300 kilómetros de distancia de la pared del ojo del huracán, donde se localizan los vientos más fuertes. Por el momento su ojo ciclónico avanza a unos 25 kilómetros por hora, por lo que se espera que llegue a Estados Unidos el viernes 8 de septiembre.
Desde ahí su ruta es una incógnita, ya que es imposible predecir el rumbo de los huracanes más allá de 72 horas. Tras llegar a Florida podría seguir su rumbo hacia el golfo de México o bien virar hacia el norte y alejarse del país.
Por el momento República Dominicana, Florida y Cuba están en alerta máxima y ya se están preparando para la llegada de Irma.
En San Bartolomé, una isla caribeña, Irma destrozó la estación meteorológica, ya que no se han recibido datos de ella desde hace horas y en Barbuda la tormenta arrasó el tejado de la estación de policía obligando a los agentes a refugiarse en la de bomberos.
Pero Irma no es la única amenaza. Estados Unidos intenta recuperarse del paso de Harvey, que ha dejado decenas de víctimas mortales y cuantiosos daños materiales en Texas y mira con cautela a José, una tormenta que se acaba de formar a 2.400 kilómetros al este de las Antillas Menores y que podría llegar a convertirse en un nuevo huracán.