Lourdes Molina, coordinadora de país del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) señaló el lunes a periodistas que la economía salvadoreña está en desaceleración y depende de las remesas familiares que provienen del exterior.
Según la experta economista, entre los desafíos que enfrenta El Salvador está la reducción de la pobreza, la desigualdad, el desempleo, el cambio climático y el debilitamiento democrático.
Molina explicó al matutino Diario El Mundo, que para alcanzar “un clima de inversiones es indispensable fortalecer el Estado de Derecho” y establecer una estrategia de transformación productiva, inversión en educación y salud, pero sobre todo un sistema de pesos y contrapesos que dé certeza a los inversionistas en El Salvador.
Molina sostiene que con base en la narrativa gubernamental pareciera que la situación económica del país es maravillosa, pero al remitirnos a los indicadores oficiales técnicamente es muy difícil hablar de logros, lo que se podría entender como propaganda engañosa con fines electoreros por parte del Estado, según expertos.
«El Salvador está en un proceso de desaceleración económica y, este año, nuevamente, será el país de la región centroamericana que menos crecerá (2.2 por ciento, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, FMI, y 2.1 por ciento, según la Cepal)», explicó Lourdes Molina.
“Seguimos siendo un país con déficit de balanza comercial y una alta dependencia de las remesas familiares. Además, hay factores concretos y tangibles para la población como el aumento del costo de la vida que hacen evidente que la situación económica está lejos de ser como los discursos afirman”, continuó.
De acuerdo a o expresado por la experta, el gobierno de Nayib Bukele «debe adoptar medidas que permitan avanzar en una transformación productiva, que contribuya a generar más y mejores fuentes de empleo con base en sectores estratégicos con sendas de crecimiento bajas en carbono, que promuevan la innovación tecnológica y permitan construir una economía inclusiva, verde y sostenible».
Asimismo señaló que uno de los desafíos del gobierno es la situación de las finanzas públicas, a los que se suma la reducción de la pobreza, la desigualdad, la generación de empleo de calidad y enfrentar los impactos económicos del cambio climático. Todo esto en un contexto de debilitamiento democrático y concentración del poder, puntualizó.
Con relación al Bitcoin, la economista considera que «es una absoluta irresponsabilidad especular con recursos públicos en un contexto en el que la pobreza extrema aumenta y más de la mitad de los salvadoreños y salvadoreñas no come adecuadamente».
Con respecto a las elecciones de febrero, Molina considera que “ojalá los diferentes partidos políticos presenten una oferta electoral que esté a la altura de los desafíos económicos del país”, de manera que especifiquen «cómo enfrentarán el problema, con cuáles medidas, especificando a su vez cuántos recursos utilizarán para implementarlas y cómo planean financiarlas».