Para el académico y exdiplomático nicaragüense Róger Guevara Mena, el giro que dio Daniel Ortega en Nicaragua, con la ruptura de relaciones con Taiwán y el restablecimiento diplomático con China, aumenta la tesis del renacer de la guerra fría y coloca nuevamente a los nicaragüenses como “carne de cañón experimental” de conflictos internacionales ajenos.
Ortega está involucrando a Nicaragua en un conflicto internacional en su alianza con China y Rusia contra Estados Unidos, su principal socio comercial, sin importarle las consecuencias para el país y con el único objetivo de mantenerse en el poder.
“Parece estar iniciándose una segunda etapa de la guerra fría pero esta vez va a ser un poco más amplia, puesto que antes fue entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Ahora involucra a Estados Unidos, Rusia y China, que cuentan con el respaldo de Irán. Y esta vez se verían involucrados más países centroamericanos: Nicaragua, El Salvador, Honduras y Costa Rica, que podrían crear una situación explosiva si no se sabe gerenciar desde Washington”, apuntó el experto.
El Salvador y Costa Rica mantenían relaciones diplomáticas y comerciales con la China comunista, Nicaragua restableció las relaciones diplomáticas el 10 de diciembre, y Honduras se integraría al bloque de aliados de China una vez que asuma el poder la prochavista Xiomara Castro, que resultó electa como presidente de ese país durante los recientes comicios. Castro prometió restaurar las relaciones con China de resultar electa.
Un análisis elaborado por el académico Evan Ellis, del Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad del Ejército de Estados Unidos, afirma que el cambio diplomático que hizo Nicaragua de Taiwán a la República Popular China, fue casi inevitable, pero acelerará una tendencia preocupante a una forma de populismo autoritario financiado por China en las áreas del hemisferio occidental más cercanas a Estados Unidos.
En ese sentido señaló que “la creciente amenaza -en una parte del hemisferio que alguna vez se consideró políticamente aliado o al menos compatible con Estados Unidos- también incluirá riesgos secundarios debido a una mayor presencia de otros rivales estadounidenses, como Rusia e Irán, el incremento de los flujos de drogas y otras actividades del crimen organizado, y la disminución de la cooperación en materia de seguridad. Sin lugar a duda, esa combinación tendrá graves consecuencias estratégicas para Estados Unidos”, apuntó el analista.
Evans sostiene que el giro de Nicaragua a China cambiaría el equilibrio regional.
Ocupación del territorio de la mano de Ortega
Daniel Ortega ha permitido el uso y la ocupación Nicaragua a Rusia y China, lo que viola la soberanía del territorio nicaragüense. El dictador sandinista otorgó al empresario chino Wang Jing, la construcción de un canal interoceánico en 2013, a través de una ley aprobada por la Asamblea Nacional. Jing, expulsado de la Bolsa de Valores de Shangái hace dos meses, es un aliado del régimen comunista chino.
Ortega otorgó la concesión canalera sin realizar una consulta popular. Y aunque el canal no ha sido construido -como prometió Jing- la ley permanece vigente. Las relaciones entre Nicaragua y China podrían propiciar un nuevo intento de construir el canal.
La presencia rusa en Nicaragua es cada vez más evidente y Ortega tampoco ha consultado a los nicaragüenses sobre la ocupación rusa. Rusia tiene una base satelital en Managua, ubicada en el sector de Nejapa, acordada entre ambos países en enero de 2016. Se trata de una estación terrestre del Sistema Global de Navegación por Satélite (Glonass), la versión rusa del GPS de Estados Unidos y el Galileo en Europa.
Expertos señalan que la base satelital ha sido creada para realizar espionaje militar contra Estados Unidos.
Rusia también creó un supuesto Centro de Capacitación contra el Narcotráfico de la Federación en la nación centroamericana, inaugurado en octubre de 2017, que ha capacitado a policías de varios países de América Latina.
En 2016 Nicaragua compró a Rusia 50 tanques modelo T-72B1. Recientemente Ortega solicitó a Rusia la venta de armas modernas y preparación de los militares con el supuesto fin de enfrentar “amenazas” contra el terrorismo. De acuerdo con expertos, el interés de Ortega de adquirir más armas creará un desbalance militar en la región.
El sitio web americasquarterely dijo que Rusia busca la expansión militar en América para consolidar los tratos comerciales y desarrollar vínculos militares e intergubernamentales más estrechos. Este esfuerzo también produce beneficios colaterales: Rusia ha asignado contratistas y asesores en los ministerios de defensa y cuarteles militares locales, quienes tienen la capacidad de influir en las decisiones relacionadas con las doctrinas, tácticas y compras.
“Nicaragua se enfrenta a un riesgo gratuito en el cual se pone en un conflicto que no nos atañe”, dijo Guevara Mena.
¿Decisión precipitada?
“Lo que Daniel Ortega busca es la tutela de China y Rusia ante Naciones Unidas”, afirma un analista político que pidió mantener su identidad en reserva para evitar represalias del régimen sandinista.
“Lo que Ortega busca es una solución política y no económica, pese a que las consecuencias serán económicas y quien las pagará es el pueblo, porque Nicaragua no tiene nada que ver con el conflicto de China y Taiwán, ni con el conflicto entre Europa y Rusia. No tenemos nada que ver, vamos a ser las víctimas y vamos a estar en el blanco de la artillería internacional”, aseveró.
Agregó que las acciones de Ortega las realiza en momentos en que se desatan nuevos embates bélicos que amenazan la estabilidad en Europa y Asia, un conflicto a los que el tirano sandinista lleva al país para mantenerse en el poder y sin importarle las consecuencias.
Presos políticos y diálogo
De acuerdo con el experto, otro de los objetivos de Ortega al hacer un cambio súbito de relaciones con China, es desviar la atención de lo que está ocurriendo en Nicaragua.
“Ortega pretende hacer olvidar a Estados Unidos y a la democracia que en Nicaragua hubo un fraude electoral, que aquí hay presos políticos, que hay una ausencia de democracia total y violaciones continuas de los derechos humanos. Hasta ahora lo ha conseguido parcialmente”, apuntó.
Según su valoración, el foco se atención se ha centrado en el conflicto en Asia ante una posible invasión de China a Taiwán, y la presencia militar rusa en la frontera con Ucrania, amenazada también de invasión. Ortega está involucrando a Nicaragua en una atmosfera innecesaria de tensión. “Es una guerra no declarada, es una preguerra fría y eso hace olvidar a la comunidad internacional que Ortega ya no tiene derecho de estar en el poder y que lo está usurpando”, subrayó el analista.
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Con información de LaGaceta Iberoamérica