«Yo vi lo que Hollywood les hace a las personas». Dakota Johnson no es una simple estrella en ascenso. Ella nació frente a las camas, heredera de una estirpe actoral que la predestinó a triunfar. Hija de Melanie Griffith («Secretaria ejecutiva») y Don Johnson («Miami Vice»), vio el tumultuoso matrimonio de sus padres derrumbarse no sólo en la privacidad de su hogar sino también en los titulares de las revistas. También es nieta de la legendaria Tippi Hedren, leyenda de Hollywood y musa de Alfred Hitchcock en «Los pájaros». Nació en el centro de una familia que no es ajena a las bondades y maldades de la industria, por lo que cuando le tocó a ella el momento de brillar, lo hizo con los ojos bien abiertos.
Su nombre es Dakota Mayi Johnson. Tiene 28 años y su brinco a la fama se dio gracias a «Cincuenta sombras de Grey», la trilogía erótica basada en la homónima saga literaria de E.L. James que, aunque ferozmente criticada por su pobre estilo y narrativa, logró captar el interés del público y se posicionó como un best seller mundial. Lo mismo ocurrió con las películas: unánimemente menospreciadas, igual atrajeron al público a las salas.
Pero las malas críticas a los filmes siempre hicieron una salvedad: Dakota. Con un encanto único, logra hipnotizar al espectador, cualidad que quizás se nota en piezas de calidad en su repertorio como «A Bigger Splash», de Luca Guadagnino.
Dakota Johnson sabe que Hollywood es cruel con las mujeres. Su madre y abuela sufrieron momentos tortuosos, aunque quizás ante los ojos de la audiencia todo era perfecto. Tippi Hedren se enfrentó a constantes acosos sexuales durante su trayectoria actoral y durante sus años de modelaje. Tuvo que rechazar al mismo Hitchcock, quien la amenazó con arruinarle la carrera.
«Soy quien soy gracias a mi madre y a mi abuela», decía en una entrevista la joven Johnson, orgullosa de haber llegado en donde está no sólo gracias a su linaje, sino a las lecciones que aprendió en el camino que la llevaron a desembarcar en Hollywood con las cosas bien claras. Conocía muy bien el ambiente, y no se iba a dejar pisotear.
Siempre supo que quería ser actriz. Creció en los sets de filmación a los que iba a visitar mientras trabajaban su padre, su madre, su abuela y padrastro. Su corazón pertenecía a la pantalla grande desde el comienzo.
Hoy es considerada un símbolo de erotismo. Conseguir el papel de Anastasia, una inocente joven que se enamora del multimillonario Christian Grey no fue fácil. Muchos eran los nombres que se barajaban para interpretarla, desde Emma Stone hasta Amanda Seyfried. Pero ella fue quien logró cautivar a todos en sus audiciones. A pesar de las críticas constantes a la saga, que ya llega a su fin con el estreno de esta semana del último filme, ella no se arrepiente de haber sido parte: «Muchas personas conocieron mi nombre a raíz de esta película».
«Fue un mundo totalmente nuevo que tuve que explorar e informarme para poder hacerlo de la mejor manera», aseguró sobre las prácticas BDSM en las que se basa la trilogía: Bondage (restricción física por medio de ataduras, vendas, cintas) y Disciplina; Dominación-Sumisión; Sadismo y Masoquismo.
No le avergüenza haberse desnudado para el filme, aunque llovieron muchas criticas cuando se confirmó que la actriz pidió una doble para una de las escenas en las que se la puede ver de espaldas totalmente desnuda: «Creo que el desnudo y las escenas de sexo en películas son preciosas cuando están hechas con buen gusto».
Pero ella no es ningún objeto de deseo. Ella está en control de su sexualidad. «Sí, creo que las mujeres tienen que estar socialmente consideradas igual que los hombres. Y por eso me resulta curioso que se diga que esta película es antifeminista. No puedo pensar en una película que defienda más la idea de que las mujeres estén al mando de sí mismas. Puedo entender por qué la gente piensa que Christian la domina, pero ella no hace nada en contra de su voluntad», enfatizó en una de sus entrevistas en referencia al movimiento Time’s Up!.
Reservada y sin ánimos de que la prensa ni los fans tengan acceso a su vida privada, la joven no participa activamente de las redes sociales. Eliminó su cuenta de Facebook, no tiene Twitter y hace poco decidió reflotar su Instagram para transmitir mensajes acerca del movimiento Time’s Up. En más de una entrevista se mostró molesta con aquellos fans que le sacan fotografías tratando de que ella no se da cuenta. «No quiero llegar al punto de desaparecer del mundo, pero me darían ganas de levantarme y decirle a la persona que me estoy dando cuenta de que me está sacando una foto y que me gustaría que pare».
Se describe a sí misma como una chica tranquila, que prefiere las reuniones en las casas antes que salir a un bar. Sin embargo, en el último tiempo se la pudo ver en Buenos Aires apoyando a quien se presume es su pareja: el cantante de Coldplay Chris Martin. Fiel a sus convicciones, no dio ninguna declaración.
«Su estilo podría catalogarse como urbano-moderno en tanto que prioriza las tendencias y las incorpora a su modo pero, cuando la ocasión lo permite, prefiere la comodidad en el sentido de atuendos que se puedan usar por horas. El calzado bajo con el que suele acompañar sus atuendos es un buen ejemplo en este sentido y lo mismo aplica para el cabello y el maquillaje donde menos es más y le da importancia a la naturalidad en los estilismos», comentó a Infobae la asesora de moda Laura Malpeli de Jordaan analizando el look de Dakota, considerada hoy también como un referente en moda para sus seguidoras.
Dakota Johnson tiene una gran carrera por delante. Con una personalidad desafiante, un carisma encantador y una belleza natural que encandila, la tercera generación de una familia hollywoodense llegó para triunfar.