Bukele y Hernández Martínez, dos caras de la misma moneda

El 1 de junio de 2024, Nayib Bukele permanecerá, de manera inconstitucional, en la Casa Presidencial, lo que lo iguala con el último gobernante reelecto de El Salvador: Maximiliano Hernández Martínez

by Redacción

Nayib Bukele se apresta a juramentar un segundo mandato con la mano puesta en la biblia o en una violentada Constitución Política de El Salvador y la mayoría de la población está feliz, de acuerdo a diversas encuestas que confirman una abrumadora preferencia por parte de los salvadoreños.

Sin embargo, esa gran mayoría desconoce cuáles son sus derechos políticos y, más de la mitad, afirma tener «más cuidado» cuando se les pide compartir su opinión, además, un 42% no sabe qué es la democracia, según una pesquisa de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas.

La ignorancia es una de las armas predilectas de las dictaduras y de los abusadores.

Bukele llega a su segunda Administración amparado por su «guerra contra las pandillas» y un sistema de propaganda solamente comparable con el instaurado por Joseph Goebbles en el Tercer Reich de la Alemania de Adolf Hitler.

La estrategia no podría haber sido implementada sin la destitución y suplantación de la cabeza de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y de la Fiscalía General de la República (FGR); del despido de jueces a escala nacional; de la colocación estratégica de funcionarios de mediano y bajo nivel con obediencia inmediata a las instrucciones emanadas del «caudillo» y a la aniquilación política de la oposición en la Asamblea Legislativa.

Con todas las «piezas» en su lugar, se procedió a un Estado de Excepción que luego de 26 repeticiones es más un Estado Permanente de negación de los derechos ciudadanos de decenas de miles de salvadoreños.

La reelección de un gobernante en El Salvador no se veía desde 1939, el siglo pasado, cuando el general Maximiliano Hernández Martínez tuvo una victoria arrasante en unas elecciones en las que no tuvo competencia.

El 20 de enero de 1939 se aprobaron los 198 artículos que componían un nuevo texto constitucional y, al día siguiente, los diputados rindieron la protesta de ley y procedieron a la elección del presidente conforme al artículo 91: «La Asamblea, dijo el secretario Guzmán, debe “responder al clamor popular que exige la continuación del general don Maximiliano Hernández Martínez en la Presidencia de la República”»

Dictadura de ley

Félix Ulloa, un ex miembro de la Comandancia de la ex guerrilla que sangró al país con mas de 80 mil muertes y hoy catalogado por sus antiguos camaradas como traidor es hoy compañero de fórmula de Bukele para la reelección. «Nuestro presidente siempre ha actuado creyendo en la ley, cumpliéndola y respetando el Estado de derecho. Jamás ha tenido que salir a comprar gobernabilidad a la Asamblea (Legislativa) o interceder para modificar un fallo a la Corte Suprema de Justicia. Para Nayib, la norma primaria es la Constitución», dijo en septiembre de 2023.

El 1 de marzo de 1931, el general Maximiliano Hernández Martínez asumía la Vicepresidencia de El Salvador. En diciembre urdió un golpe de Estado en contra del presidente Araujo y le arrebató el poder.

Las siguientes elecciones presidenciales serían hasta 1935. La Constitución de 1886 prohibía la reelección presidencial, por lo menos en tres artículos. El artículo 82 incluso la prohibía expresando que el período terminaba el 1 de marzo y el presidente no podía “funcionar un día más”. La actual Constitución, de 1983, heredó esa tradición constitucional. Continúa prohibiendo la reelección, ahora por lo menos en seis artículos, y, como la de 1886, en el artículo 154 dice: “El período presidencial será de cinco años y comenzará y terminará el día primero de junio, sin que la persona que haya ejercido la Presidencia pueda continuar en sus funciones ni un día más”.

Como la reelección presidencial estaba prohibida, los asesores del presidente le ofrecieron una solución. “General, pida una licencia unos meses antes, y deposite el cargo en su vicepresidente; así no será una reelección, sino un segundo mandato”, o algo así le habrían dicho. El hecho es que unos meses antes de las elecciones Hernández Martinez pidió la licencia. ¿Suena a un suceso reciente en El Salvador?

El Diario Oficial del 27 de agosto de 1934 contiene el decreto 101, que contiene esa solución creativa. Dice: “Concédese al señor Presidente de la República, general Maximiliano Hernández Martínez, la licencia que solicita, pudiendo hacer uso de ella en la fecha y por el tiempo que él estime conveniente.- Llámase al Primer Designado, general Andrés Ignacio Menéndez, para que ejerza la Presidencia de la República, por el tiempo en que se haga uso de la licencia concedida, rindiendo previamente la protesta constitucional, ante la Honorable Asamblea Nacional Legislativa”.

Las elecciones fueron en enero de 1935.

Desde 1936 hasta 1938, Hernández Martínez y sus acólitos prepararon el escenario político, al recomponer los poderes Legislativo y Judicial y modificaron la Constitución. ¿El resultado?, la reelección.

Bajo el mandato del Gral. Hernández Martínez, El Salvador desarrolló importantes obras de infraestructura social y económica y crece fuertemente el progreso, a tal punto de acabar casi con la deuda externa.

Con el comienzo del segundo periodo del Gral. Hernández Martínez, el 1 de marzo de 1935 hasta llegar a su tercer periodo de presidencia el 9 de mayo de 1944, El Salvador tuvo cambios significativos en materia de desarrollo, amplió las obras administrativas, sobre todo en la parte financiera en que las reformas y nuevas instituciones dieron sorprendente actividad y auge a la vida económica del país.

Con los logros alcanzados de Gral. Hernández Martínez, se pudieron concretar en la parte financiera la creación del Banco Central de Reserva y el Banco Hipotecario, creación de instituciones de crédito para el campesinado como la Federación de Cajas de Crédito Rural, ejecución de proyectos de construcción de vivienda asequible para obreros.

En la parte legislativa se creó la Ley Agraria, Ley por el Bien de la Familia, Creación de la Academia Militar, Reglamentó el uso del Escudo de Armas y logró reformas en la Constitución de 1944.

En las obras públicas se construyó carreteras en todo el país, entre ellas la carretera Panamericana; el estadio nacional de la Flor Blanca, hoy estadio Jorge “Mágico” González, donde en aquella época se celebraron los terceros juegos deportivos centroamericanos. ¿También suena familiar?

Se construyeron magníficos edificios como el del telégrafo, el castillo de la policía nacional, y grandes puentes, como el Cuscatlán sobre el río Lempa en 1942, entre otras muchas obras, todo esto sin acceder a ningún préstamo extranjero. Además, su logro más recordado fue la reducción significativa de la delincuencia, mediante el cumplimiento implacable de la ley.

Todo esto mientras que en el mandato de Hernández Martínez, el oficialista partido Pro-Patria controlaba completamente la Asamblea Legislativa, todas las municipalidades y el Ejecutivo controlaba el Poder Judicial.

Durante la mayor parte de los 13 años de Gobierno de Martínez El Estado de Sitio (Excepción) imperó y el Ejecutivo «tenía su propio periódico y aparato propagandístico.

Martínez dejo una frase para la posteridad: «Propongo ante la faz de la Nación, la no contratación de nuevos empréstitos»

La elección inconstitucional del dictador Maximiliano Martínez, ocurrida en 1939, tiene muchas “similitudes” con la elección de un segundo mandato de Nayib Bukele.

Las triquiñuelas legales con las que entonces fueron evadidas las prohibiciones constitucionales a la reelección hace casi 100 años son las mismas.

La gran diferencia en economía

Maximiliano Hernández Martínez pagó hasta el último centavo de la deuda pública y no volvió a endeudarse. Esta aseveración ha sido muy discutida por diversos historiadores, sin embargo, lo que si se conoce actualmente es que desde 2019, cuando Bukele asumió el poder, la deuda pública aumentó de 19,800 millones a 30,016 millones de dólares, equivalentes al 84% del Producto Interno Bruto (PIB) y la pobreza pasó de 22,8% en 2019 a 27,2% en 2023, todo según datos oficiales.

La lógica económica-social establece que cuando el Estado se endeuda es con el objetivo de reducir la pobreza, a través de inversiones en estabilización económica, en salud, en educación, etc, pero están subiendo los dos, la deuda pública y la pobreza, según expertos.

Otro punto importante es que en la medida que llega Inversión Extranjera Directa (IED), que abre fuentes de empleo y activa otros rubros económicos, se impulsa el crecimiento económico y se combate la pobreza. El Salvador es, hoy por hoy, el país de Centroamérica que tiene la menor inversión extranjera. Además, la canasta básica de alimentos aumentó cerca de un 30% en los últimos tres años.

El Salvador tuvo en 2023 un crecimiento del PIB de 3,5%, superando el 2,8% de 2022, lo que el gobierno de Nayib Bukele atribuye a la reducción de la violencia criminal. 

Pero el aumento de la Seguridad no es suficiente. El FMI prevé un crecimiento económico de 3% para 2024 y aunque evalúa desde 2021 un préstamo de 1,300 millones de dólares para El Salvador, aún no se llega a un acuerdo.

La población ha sobrevivido la guerra civil y el ataque de las pandillas a la sociedad en general; pero la situación económica del país pone en duda la capacidad de seguir sobreviviendo. Más del 70 % de los salvadoreños buscan o evalúan la posibilidad de migrar, lo que sumado a lo negativo del crecimiento poblacional, pone en duda el sistema previsional (AFP´s), ya desfalcado por los últimos gobiernos, provocando una «tormenta perfecta» para la situación económica de El Salvador.

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