Nayib Bukele sancionó la ley que posibilitará la explotación de la minería metálica, según consigna ya una publicación en el Diario Oficial.
Ley General de Minería Metálica fue publicada el viernes en el Diario Oficial, tras ser aprobada el 23 de diciembre de 2024 por la Asamblea Legislativa, mismo día que el mandatario le dio curso para su puesta en práctica.
La decisión del gobernante se contrapone a opiniones de diversos sectores, organizaciones comunitarias, iglesia, universidades, expertos y académicos que alegan los graves daños ambientales, y otros efectos como la crisis del agua, unido a una violación de los derechos de la población.
El decreto fue rubricado por Bukele y la ministra de Economía, María Luisa Hayem, en Casa Presidencial el 23 de diciembre pasado, el mismo día que lo aprobó la Asamblea a petición del Órgano Ejecutivo.
La ley anula la prohibición de 2017, lograda después de una larga lucha de las organizaciones sociales.
El artículo 140 de la Constitución de la República determina que para que una ley sea obligatoria deberán transcurrir, por lo menos, “ocho días después de su publicación. Este plazo podrá ampliarse, pero no restringirse”, algo que se consumó a partir del 23 de diciembre.
De acuerdo a la oposición política del país, la norma no fue discutida por la población y no fue resultado de estudios técnicos sobre su impacto ambiental.
El gobierno alega que el cambio responde a la necesidad de aprovechar de manera racional y sostenible los recursos minerales del país para fomentar el desarrollo económico, y para generar empleo y recursos para el Estado, con la utilización de modernas tecnologías para reducir el impacto ambiental.
Organizaciones de la sociedad civil, la iglesia, universidades y ambientalistas, entre otros preparan una marcha que desde el Parque Cuscatlán, en esta capital, avanzará hacia el centro histórico el domingo para exigir se congele la minería.
Según el investigador internacional en temas de minería metálica, Andrés McKinley, la minería que se pretende hacer en El Salvador utiliza grandes cantidades de agua y para un país como este, que ya sufre de una crisis hídrica, representa una amenaza para la población.
