Una de las imágenes que más indignación provocó el sábado pasado en el marco de la brutal represión del régimen chavista contra los voluntarios que intentaban ingresar la ayuda humanitaria desde Colombia, fue la de Nicolás Maduro bailando con su esposa, Cilia Flores, durante un acto oficialista en Caracas.
La presentación del dictador se dio durante la tarde, mientras en la frontera con Colombia, la Guardia Nacional Bolivariana, con el apoyo de los colectivos chavistas, atacaba con gases lacrimógenos y perdigones a los civiles desarmados.
Antes de brindar su discurso ante sus seguidores, Maduro bailó al ritmo de la salsa con la primera dama.
Esa imagen se viralizó y provocó el repudio de los usuarios de las redes sociales, y de los líderes internacionales que durante el sábado siguieron minuto a minuto lo acontecido en Venezuela.
Este lunes, durante su intervención en la cumbre del Grupo de Lima, en Bogotá, el vicepresidente norteamericano, Mike Pence, se refirió a esa escena: «El tirano bailó en Caracas mientras sus secuaces quemaban camiones llenos de alimentos y medicina».
Mientras Maduro bailaba, los venezolanos vivían un infierno en la frontera.
En la ciudad de Ureña se vio unos de los principales focos de tensión. Tras el cierre dispuesto en la frontera por el régimen chavista, las fuerzas de seguridad reprimieron a las personas que intentaban avanzar hacia Colombia.
Por su parte, un video muestra la brutalidad con la que la Guardia Nacional asesinó a opositores en la ciudad fronteriza de Santa Elena de Uairén, donde se registraron enfrentamientos entre comunidades indígenas y militares.
En el discurso que dio el sábado, Maduro desafió a Guaidó a convocar elecciones y rompió relaciones diplomáticas con Colombia.
«Estamos dando una batalla por la paz, ¿o ustedes quieren que vuelva la violencia?», amenazó.
El sucesor de Hugo Chávez, por su parte, lanzó una arenga amenazante a sus seguidores: «Si escuchan que algo le han hecho a Maduro, salgan a las calles a hacer una gran revolución proletaria y socialista».