El arqueólogo aficionado británico Ben Bacon parece haber descubierto un primitivo sistema de escritura utilizado por los cazadores-recolectores de la Edad de Hielo. En una investigación conducida junto a profesores de la Universidad de Durham y el University College de Londres, el equipo ha llegado a la conclusión de que las marcas encontradas en las pinturas rupestres, de 20.000 años de antigüedad, representan una especie de calendario lunar.
Según el estudio, publicado este jueves (05.01.2023) en la revista Cambridge Archeological Journal, nuestros antepasados compartían información sobre el comportamiento de los animales a través de líneas y puntos. Aunque ya era sabido entre los expertos que estos símbolos hallados en paredes de cuevas y objetos portátiles de la última Edad de Hielo almacenaban algún tipo de información, se desconocía su significado concreto.
Búsqueda incansable y exitosa
Bacon, que en realidad se dedica a restaurar muebles, pasó incontables horas consultando imágenes de pinturas rupestres en internet y en la Biblioteca Británica de Londres y acumuló todos los datos posibles para empezar a buscar patrones recurrentes.
Se dirigió a un equipo de académicos con su teoría y ellos le animaron a seguir adelante. El profesor Paul Pettitt, arqueólogo de la Universidad de Durham, dijo que «está contento de haberlo tomado en serio» cuando Bacon se puso en contacto con él. «Los resultados demuestran que los cazadores-recolectores de la Edad de Hielo fueron los primeros en utilizar un calendario sistémico y marcas para registrar información sobre los principales acontecimientos ecológicos dentro de ese calendario», afirmó.
En esta pintura puede apreciarse la «escritura» en forma de línea discontinua en el costado del animal.
Dado que se cree que las marcas registran información numéricamente en lugar de registrar el habla, no se consideran «escritura» en el sentido de los sistemas pictográfico y cuneiforme que surgieron en Sumeria a partir del 3.400 a.C., sino que se clasifican como un sistema de protoescritura. Utilizando como punto de referencia los ciclos de nacimiento de animales de la actualidad, el equipo dedujo que el número de marcas era un registro, por mes lunar, de cuándo se apareaban. Creen que la inclusión de un signo «Y», formado por la adición de una línea divergente a otra, significaba «dar a luz».
Creando cercanía a los antepasados
Bacon afirmó que el trabajo hizo que sintiera a los antepasados «de repente mucho más cerca». «A medida que nos adentramos en su mundo, descubrimos que estos antiguos antepasados son mucho más parecidos a nosotros de lo que pensábamos», afirmó. Los hallazgos han animado al equipo a seguir investigando el significado de otras marcas encontradas en los dibujos rupestres.
«Lo que esperamos, y el trabajo inicial es prometedor, es que desentrañar más partes del sistema de protoescritura nos permita comprender qué información valoraban nuestros antepasados», dijo Bacon.
Con información de Deutsche Welle