Agitación política impacta bonos favoritos de El Salvador

by Redacción

Los inversionistas que confiaron en un presidente poco convencional han llegado a la hora de la verdad. Uno de los créditos con mejor desempeño de la era pandémica se ve impactado por la agitación política.

Los bonos de El Salvador se desplomaron el mes pasado después de que el partido del presidente Nayib Bukele usara la supermayoría que ganó en las elecciones al Congreso de febrero para despedir a cinco jueces principales y el fiscal general. El suceso fue condenado por lo que críticos percibieron como una flagrante toma de poder. Wall Street reaccionó rápidamente; Oppenheimer & Co., Amherst Pierpont Securities y Allianz SE figuran entre otras firmas que vendieron los bonos o dijeron a los clientes que redujeran sus tenencias.

La indignación en la Casa Blanca amenaza una relación crucial en los esfuerzos de Estados Unidos para reprimir la inmigración ilegal de Centroamérica, y la tensión podría socavar los esfuerzos de Bukele para erradicar el crimen y la corrupción. Para los inversionistas en bonos, también preocupa que EE.UU. inste al Fondo Monetario Internacional a revisar de cerca un préstamo muy necesario para El Salvador, lo que podría alterar las finanzas del Gobierno.

“Lo que ocurrió después de las elecciones fue un punto de inflexión”, dijo Fernando Losada, estratega de Oppenheimer que redujo su recomendación sobre los bonos a infraponderar. “La situación que estamos viendo en este momento es muy inusual, bastante única. Un país que está en situación financiera delicada donde el Gobierno está tomando medidas políticas que han sido rechazadas casi uniformemente”.

Los bonos en el exterior de El Salvador perdieron 3,05% el mes pasado, el peor desempeño en los mercados emergentes después de Papúa Nueva Guinea y Bielorrusia. Es un cambio radical con respecto a los 12 meses anteriores, cuando los bonos tuvieron un rendimiento de casi 43% por especulación de que se había exagerado la caída al inicio de la pandemia. El desempeño del país ha sido constante, con un rendimiento del 300% desde fines de 2002, en línea con los promedios de los mercados emergentes, según datos compilados por JPMorgan Chase & Co.

A sus 39 años, Bukele es el presidente más joven de América Latina y también el más popular, según encuestas de opinión pública que revelan un índice de aprobación de más del 80%. Tiene un gran número de seguidores en las redes sociales y trazó una ruta poco convencional hacia la política, trabajando en la agencia de marketing de su padre antes de ocupar el cargo de alcalde de San Salvador y un suburbio. Se postuló para presidente en 2018 prometiendo frenar la corrupción y el crimen impulsado por las pandillas, y se convirtió en el primer presidente en casi 30 años en ganar sin el apoyo de uno de los partidos principales.

Fitch Ratings estima que el déficit casi se duplicó el año pasado a 8,8% del producto interno bruto debido a que los ingresos fiscales cayeron y el gasto aumentó durante la pandemia. La carga de la deuda alcanzará el 93% del PIB este año, por encima del promedio de 68% para pares con calificaciones similares, según Fitch. Con una calificación crediticia de B-, seis niveles por debajo de grado de inversión, El Salvador está a la par con Pakistán y Ghana.

Un préstamo del FMI brindaría alivio a las finanzas del país y también abriría la puerta a los mercados internacionales al reforzar la confianza de los inversionistas.

Si bien no hay grandes pagos de bonos que venzan durante los próximos 18 meses que amenacen con desencadenar un default a corto plazo, las probabilidades de una posible reestructuración aumentan entre más tiempo se necesite para asegurar un acuerdo con el FMI, según Alejandro Arreaza, economista de Barclays Plc.

El ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, dijo en una entrevista la semana pasada que “la parte dura, digamos, del acuerdo esta bastante cuadrada” y se podría anunciar un pacto en los próximos días. Indicó que el país está buscando una línea de US$1.300 millones y que el Gobierno usaría entre US$300 y US$400 millones de ese dinero para cerrar la brecha presupuestaria de 2021.

Aun así, EE.UU. podría frustrar el acuerdo. La vicepresidenta, Kamala Harris, dijo que EE.UU. debe responder a la destitución de los jueces, y algunos senadores han expresado su preocupación ante el destino de la democracia nacional. EE.UU. tiene la mayor proporción de poder de voto en el directorio del FMI, que debe aprobar los programas del prestamista antes de desembolsar los fondos.

‘Incomprendido, no loco’

Incluso cuando ha sido acusado de aplacar la libertad de expresión, violar los derechos humanos y usar al Ejército para presionar a los legisladores, Bukele no tiene las mismas posturas de política antiempresarial que tienen algunos de los líderes izquierdistas de la región como Nicolás Maduro, de Venezuela, o Alberto Fernández, de Argentina.

“Bukele es un poco incomprendido, no loco”, dijo Carlos de Sousa, inversionista de Vontobel Asset Management en Zúrich, que supervisa US$4.100 millones en deuda de mercados emergentes. “No me gusta el autoritarismo, pero el hecho de que sea un populista no significa que sea malo para la economía”.

Las discusiones para un programa están en curso, incluidas políticas para fortalecer la gobernanza económica, escribió en un correo electrónico Alina Carare, directora de misión del FMI para El Salvador. Un portavoz del fondo dijo el mes pasado que el banco continuará discutiendo políticas relacionadas con la gobernanza económica, la transparencia fiscal y un marco anticorrupción con las autoridades del país.

“El camino a seguir depende de El Salvador”, dijo Giulia Pellegrini, administradora de fondos de Allianz Global Investors en Londres, que gestiona alrededor de US$5.000 millones de deuda de mercados emergentes. “Lo que se ha visto que se ha descontado es una formulación de políticas potencialmente más errática por parte de Bukele”.

Nota Original: Power Grab Roils El Salvador Bonds That Were a Pandemic Favorite, de la agencia Bloomberg

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