Por desgracia, lo hemos vuelto a hacer. El pasado mes de julio empató con el de 2016 a ser el más caluroso (aunque estrictamente quedó un poco por encima) desde que recopilan los datos de temperatura, igualando uno de esos récords que no nos gustaría batir.
El dato lo aporta la NASA, haciendo públicos los resultados de los análisis de las temperaturas globales en el Instituto de Estudios Espaciales Goddard en Nueva York. El tope que se ha alcanzado de nuevo este año es la mayor media que se ha registrado en los 137 años que se lleva teniendo un registro de datos moderno de lo que es una temperatura global, dado que hasta ese momento el área cubierta siempre había sido menor.
En este caso mejor empatar que ganar sobradamente, pero no es una buena noticia
En realidad es un dato que, por desgracia, tampoco es que sea una sorpresa demasiado grande si tenemos en cuenta que 2016 encabeza la lista de años calurosos desde 1880. Dieciséis de los años que llevamos de siglo XXI están dentro de los diecisiete años más calurosos del registro histórico de temperaturas globales, y sabiendo que julio ha empatado en cuanto a calor puede que el presente también acabe estando en esa selección.
De hecho, los meses que llevábamos de 2017 estaban también quedando en «buen» lugar en cuanto a récords de altas temperaturas, estando los cinco primeros (enero, febrero, marzo, abril y mayo) en segundo lugar en cuanto a los más calurosos que ha registrado la NASA por debajo de los de 2016. Junio de 2017 fue un ligero consuelo al no estar en el podio y quedarse como el cuarto junio más caluroso jamás registrado (que tampoco es para tirar cohetes).
En concreto, la temperatura media del pasado mes de julio estuvo 0,83 grados centígrados por encima de la media registrada para dicho mes en el periodo de 1951 a 1980. Se habla de empate con el de 2016 porque el año pasado quedó 0,82 grados centígrados por encima de esta media. El mes además sigue aumentando la distancia temporal desde que se registrase un mes de julio más frío que el anterior, lo cual no ocurre desde julio del 1985.
Las regiones en las que se ha registrado un mayor aumento para este mes son algunas partes de China, el norte de Australia, Oriente Medio y el noreste de Norteamérica, según apuntan en The Weather Channel. Ha habido algún rincón en el que sí se ha bajado por debajo de la media, como cabe pensar regiones gélidas y más cercanas a los polos, como la parte de Siberia que está cercana al Océano Ártico.
Y mientras tanto… Aún hay oídos sordos al cambio climático
Este dato llega después de estos otros récords batidos en cuestión de temperaturas altas, incluso en estas regiones polares a las que hacemos referencia. Ya vimos en marzo que la Organización Meteorológica Mundial anunciaba que se había batido el récord de altas temperaturas en la Antártida por primera vez desde 1974 (17,5 grados centígrados), haciendo saltar todas las alarmas sobre qué riesgos puede tener que se llegue a estos puntos.
Aún así aún se pone en duda la existencia del propio cambio climático, otra de las contraproducentes consecuencias de la desinformación que contra la que ha de luchar la comunidad científica (y todo aquel que sí se informe). Una situación a la que tampoco ayudan demasiado determinadas decisiones políticas que aún arrojan más incertidumbre al futuro que nos espera a nivel térmico y, por tanto, del estado de salud de nuestro planeta.