Los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo dibujan para los próximos cinco años una Europa más inclinada a la derecha, aunque con un centro que resiste y tratará de buscar una coalición estable y proeuropea.
Estas son las claves de la noche electoral en toda la Unión Europea:
Gana el Partido Popular Europeo, con la llave de las mayorías
Los 189 escaños que logra el PPE le sitúan de nuevo como primera fuerza en la próxima Eurocámara, aupados por los buenos resultados en países como España o Alemania y con trece escaños más que en la legislatura que ahora termina.
Este resultado les otorga la llave de las mayorías en el Parlamento Europeo que hasta ahora tenían los liberales de Renovar Europa: aunque con probabilidad se unirán a socialdemócratas y liberales para formar una coalición proeuropea de centro,siempre tendrán la posibilidad de unir sus votos a los de ultraconservadores y extrema derecha para tratar de decantar la balanza, aunque sea de forma ocasional.
Los socialdemócratas se mantienen
El grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) mantendrá el tipo en el nuevo Parlamento Europeo, con 135 eurodiputados según la proyección más reciente, cuatro menos de los que tenía en la legislatura que ahora acaba.
Ya se han declarado listos, según su jefa de grupo, Iratxe García, para “trabajar con la mayoría proeuropea que los ciudadanos han pedido”.
Iratxe García, presidenta de Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (EUROPA PRESS/ARCHIVO)
El PSOE sería la delegación nacional más numerosa del grupo, con 20 representantes, y el Partido Democrático italiano la segunda, con 19, mientras que el SPD del canciller alemán Olaf Scholz aporta 15 diputados. Los socialistas franceses y rumanos aportarían otros 13 eurodiputados cada uno.
Desplome de liberales y verdes
Los liberales de Renovar Europa y los Verdes/Alianza Libre Europea se han dejado una veintena de diputados cada uno y, aunque los primeros se mantendrán como tercera fuerza en el hemiciclo, los ecologistas pasarán de cuarta a sexta posición.
Ambos lograron resultados récord en 2019 y se ven hoy lastrados por sus malos resultados en Alemania y Francia, los dos partidos que más escaños contribuyen a la Eurocámara, pero al mismo tiempo se han mostrado dispuestos a contribuir a una mayoría proeuropea de centro y estable.
Crece la ultraderecha
Las últimas proyecciones confirman que la ultraderecha aumentará su representación en la futura Eurocámara, con una subida de nueve escaños, hasta los 58, para el grupo Identidad y Democracia, donde se enmarca la Agrupación Nacional, que ha arrasado en Francia con un 31,5 % de los votos.
Macron convocó elecciones legislativas anticipadas tras la derrota en los comicios europeos en Francia (REUTERS/Christian Hartmann)
Menor ha sido el incremento de los Conservadores y Reformistas (ECR), que suman dos escaños hasta los 72 y en el que se integran los Hermanos de Italia de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que habrían vencido con más del 28%; el partido Ley y Justicia polaco, segundo en su país con un 32% de los votos; o el español Vox, que obtendría seis escaños con casi un 10% de apoyo.
Sin embargo, ambas formaciones podrían aún engrosar sus filas con alguno de los 95 eurodiputados que no están adscritos a un grupo -entre los que figura la AfD alemana que quedó segunda con un 16 % de los votos o el Fidesz del húngaro Viktor Orbán, que obtendría un 52% de apoyo- o que entran por primera vez a la Eurocámara cuando se constituyan en las próximas semanas los nuevos grupos.
Ni la pandemia ni la guerra movilizaron al electorado
La participación en las elecciones europeas de 2024 fue del 51%, no lejos del 50,66% registrado en las anteriores de 2019, cuando se rompió una racha imparable de descenso tras las primeras celebradas en 1979.
Ni la decidida actuación de las instituciones europeas frente a la pandemia del covid-19 o de la contención de los precios de la energía o en la ayuda a Ucrania en la guerra desatada por Rusia han servido para movilizar aún más al electorado europeo.
Tampoco la iniciativa de varios países de permitir el voto a partir de los 16 años ni la puesta en marcha una campaña de comunicación por parte del Parlamento Europeo ha logrado remontar la participación ciudadana.