La crisis que estalló la presente semana con cuatro asesinatos del narcotráfico y la instalación del terror en las calles de Rosario, al sur de la Argentina, ocupó a las mas altas autoridades del gobierno de Javier Gerardo Milei.
El Presidente Milei dijo que va a estar «en cada lugar que los argentinos necesiten» pero delegó en Patricia Bullrich, Ministro de Seguridad de la Nación Argentina, la resolución del tema.
La semana anterior, desde las redes sociales oficiales se vio a presos con el torso desnudo, esposados y alineados en el piso, custodiados por personal de Seguridad provincial, «a lo Bukele».
Esa imagen remitía a la dureza que algunos sectores elogian de la mano dura del presidente de El Salvador. La propia ministra argentina dijo, el pasado mes de febrero, que «nos interesa adaptar el modelo de Nayib Bukele» tras encontrarse con el salvadoreño en Washington, en la cumbre a la que asistió Javier Milei para una foto con Donald Trump.
Pero la sorpresa atravesó al Gobierno nacional cuando, el último domingo, Gustavo Villatoro, ministro de Seguridad de El Salvador, llamó a Patricia Bullrich.
Villatoro le dijo: «Es un error muy grave lo de la foto, están equivocados; eso solo lo podés hacer cuando las bandas ya están neutralizadas y tenés el control total de la calle».
Las imágenes de los narcos en las cárceles santafesinas fueron tras procedimientos del gobierno de Maximiliano Pullaro quienes actúan con mano dura con los jefes narcos y de paso, habrían mandado un mensaje a los abogados, contadores y financieras que siguen activos con el negocio criminal en Santa Fe.
En el Gobierno nacional entienden que esa foto «a lo Bukele» generó furia en los clanes delictivos rosarinos quienes lo habrían sentido como una humillación ante los integrantes de su propia banda, de sus familias y de las otras organizaciones narcos.
Los gobiernos locales de Santa Fe y Rosario creen que necesitan más acción concreta y menos «show, en referencia a los dichos del Presidente de que «quizás los nuevos tiempos requieren un poco de show».
Recientemente, el presidente Nayib Bukele escribió en redes sociales que en el caso de violencia desatada en Haití, “Podemos arreglarlo”, sin que se requiriera su ayuda.
Asimismo, Bukele continuó: “Pero necesitaremos una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimiento del país anfitrión y todos los gastos de la misión que cubrir”.
Sus declaraciones fueron ignoradas por el tinglado mundial y por Naciones Unidas, quienes con suerte lo dejaron en un vergonzoso «visto».