Por Eduardo Vázquez Bécker
Paolo Luers demandó el jueves la renuncia o remoción del director de la Policía Nacional Civil (PNC), Howard Cotto, después de acusarlo de encubrimiento.
Luers, que es columnista del Diario de Hoy, después de un breve recorrido por la macabra historia del ataque y posterior desaparición de la agente Carla Ayala el pasado fin de año, llega a la conclusión de que, Cotto ó es encubridor, de los responsables del hecho que mantiene en vilo a la opinión pública, ó es incapaz de garantizar que dentro de la Policía se haga justicia.
En ambos casos, dice Luers, “tiene que renunciar o ser removido”
La atrevida aseveración del columnista tiene su fundamento en las declaraciones, a veces erráticas e incoherentes, que el funcionario ha brindado a los medios sobre un hecho que conmovió a la ciudadanía desde que se hizo del conocimiento público.
Esto es, quizás, lo que más ha contribuido a la pérdida de credibilidad en el trabajo institucional de la PNC desde su estructuración en 1992 como uno de los males que produjeron los Acuerdos de Paz.
Se desconocen los alcances que pueda tener la denuncia de Paolo Luers; lo que si es que, si el presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, no hace nada al respecto, la bomba le va estallar en su propia casa.
La PNC depende directamente del presidente de la República. replicamos la “carta al señor director de la PNC” de Paolo Luers, porque creemos que en ella hay conceptos y denuncias que no deben pasar inadvertidas y porque realmente son graves para la institucionalidad del Estado.
“Señor director de la PNC:
Usted no es cualquier funcionario. Cuando un director general de la policía se equivoca, están en juego vidas. Y cuando no logra mantener el control de su institución, está en juego la credibilidad del Estado.
Usted hubiera tenido que renunciar cuando se hizo evidente el grado de descomposición en el cuerpo élite de la PNC, el Grupo de Reacción Policial GRP. El hecho que un policía le pegue un tiro a una mujer policía puede ser un hecho aislado. Pero cuando los compañeros y jefes de este miembro del GRP le facilitan no solo la fuga, sino el secuestro de la víctima herida; cuando el hechor puede regresar al cuartel del GRP sin que lo detengan; cuando el fiscal general tiene que reclamarle al jefe de la policía la negligencia de no incluir al fugitivo en la lista de los más buscados; cuando durante dos meses la PNC no ha dado ni con la víctima, ni con el victimario, entonces estamos ante un problema de la institución. Y para este problema tiene que asumir la responsabilidad su jefe.
Hoy nos enteramos del ridículo que usted hizo en el cementerio de San Francisco Javier. Lo vimos en televisión explicando porqué estaba seguro que ahí se encontraba el cuerpo de Karla Ayala, la agente policial desaparecida y supuestamente asesinada. Usted dijo en televisión que la PNC había investigado las circunstancias del entierro que se efectuó en este cementerio días después de la desaparición de Karla Ayala, y que los dolientes eran familiares del agente prófugo. Usted dijo tener pruebas que no hubo velorio ni ceremonia de sepultura, y que por esto iban a exhumar el cuerpo y comprobar que ahí estaba enterrada Karla Ayala.
Pero el día después vimos en televisión videos de la sepultura de Paula Castro Lobo, proporcionados por la familia doliente. Y lo vimos a usted diciendo que definitivamente el cuerpo encontrado no era de la agente desaparecido. Entonces, ¿qué dice esto de la calidad de investigación que hizo la PNC en San Francisco Javier? En un pueblo, al investigar si hubo o no una sepultura, es imposible no encontrar testigos.
Usted se fue simplemente con la suposición. Como la familia de Paula Castro, la anciana enterrada en San Francisco Javier, tiene lazos familiares con el agente fugitivo, usted dio por hecho que esta familia había escondido el cuerpo de Karla Ayala, fingiendo el entierro de su abuela.
Todo lo que ha pasado desde la fatal fiesta de fin de año en el cuartel del GRP es una sucesión de encubrimientos, complicidades y decisiones equivocadas. Para investigar bien, la única solución es que se aparten los que han fracasado en aclarar los hechos. Y el principal responsable de tanto encubrimiento y fracaso es usted. No puede quedar dirigiendo la policía, y mucho menos las “investigaciones” del caso GRP.
Aquí hay solo dos explicaciones: Usted es parte del encubrimiento, o es incapaz de garantizar que dentro de la PNC se haga justicia. En ambos casos, tiene que renunciar o ser removido.
De todos modos, no entiendo cómo usted aguantó mirarle la cara a la hija de doña Paula, luego de la exhumación, sin mostrar la más mínima muestra de compasión y pena”
Saludos Paolo