El hermano del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, Yamil, asumió el viernes la presidencia de la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) con el objetivo de cambiar la estructura y ordenar el trabajo de la organización deportiva.
Yamil Bukele, quien también funge como presidente del gubernamental Instituto Nacional de los Deportes (INDES) y que fue candidato único en el proceso de elecciones, permanecerá en el cargo de la Federación para un período de cuatro años, que finaliza en 2029.
«En mi no van a encontrar como en mis quince años de carrera un problema o algo malo que tengan que comunicar de mi gestión,» señaló Bukele tras su elección, refiriéndose a los escándalos de supuesta administración fraudulenta y lavado de dinero que afectaron a la antigua dirigencia y motivaron la intervención de FIFA.
Los Retos Inmediatos: Orden y Paciencia
El nuevo Comité Ejecutivo de la FESFUT comenzará a operar de inmediato, enfrentando un panorama complejo tanto a nivel administrativo como deportivo. Entre sus primeros anuncios, Bukele destacó:
- Auditoría y Orden Financiero: El primer paso será revisar y ordenar las finanzas de la federación para tener una base sólida de trabajo.
- Ratificación del «Bolillo» Gómez: Se confirmó la continuidad del técnico colombiano Hernán Darío «Bolillo» Gómez al frente de la selección mayor.
- Renuncia al INDES: Bukele anunció que en el corto plazo dejará la presidencia del INDES para dedicarse de lleno a la FESFUT.
A pesar del optimismo institucional, el nuevo presidente pidió paciencia a una afición que exige resultados inmediatos.
«Yo sé que la gente está decepcionada, pero también sé que la gente está contenta porque este servidor está aquí. Yo insisto que es trabajo, comunicación y que ellos entiendan que esto es un proceso,» concluyó Bukele, enfatizando que el cambio real en el fútbol salvadoreño debe construirse desde las edades tempranas.
La elección de Yamil Bukele marca un momento decisivo para el deporte salvadoreño, que ahora espera ver si la unidad política y la experiencia de gestión del nuevo líder se traducen en un resurgimiento del fútbol nacional.
El Salvador no clasifica a un Mundial desde España 1982.