Ya sea perejil, cebollines o albahaca, este es el mejor método para conservar hierbas aromáticas ya cortadas

En un mundo ideal todos tendríamos nuestro pequeño huerto urbano en casa o, al menos, unas bonitas macetas para cultivar unas cuantas hierbas aromáticas. El choque con la realidad nos hace depender del producto de supermercado, hierbas que lucen muy lustrosas en sus envases pero que se estropean en casa a una velocidad pasmosa. ¿Cuál es el mejor método para conservarlas en las mejores condiciones? Hemos probado distintos sistemas y hay un claro ganador.

Perejil, albahaca, tomillo, cebollino, cilantro, eneldo… los supermercados nos ofrecen desde hace tiempo un buen surtido de las principales hierbas aromáticas que usamos habitualmente en la cocina, a menudo de agricultura ecológica. Se presentan, en su mayoría, dentro de envases de plástico semirígido, una opción no muy sostenible, pero que buscan protegerlas el máximo tiempo posible.

Ese es su principal problema: las hierbas frescas cortadas son un producto extremadamente delicado y de vida útil muy corta. Es la razón principal por la que se venden sin lavar, ya que de hacerlo se aceleraría el proceso de descomposición. Es algo parecido a lo que sucede con las bayas y frutos del bosque: solo hay que lavarlos justo cuando los vayamos a usar.

¿Cómo conservar las hierbas frescas en casa?

La forma de conservación más obvia es, simplemente, guardar el envase tal cual en la nevera, también después de abierto. Es un producto que se vende refrigerado, y como tal hay que mantenerlo en casa. Usaremos las hierbas sacándolas solo a medida que las necesitemos, dejando el resto en su paquete sin tocar, preferiblemente en una zona no muy fría.

Pero cualquiera que haya comprado este formato sabrá que no suelen durar en buenas condiciones mucho tiempo. En la popular Kitchn pusieron a prueba cinco métodos populares de conservación para comparar su eficacia, y nosotros hemos hecho lo propio. Estos son los sistemas más sencillos, sin tener que recurrir a artilugios específicos, y que nos servirán también para las plantas compradas a granel o las que nosotros mismos recolectemos.

De la misma forma que dentro del paquete comercial pueden durar bien algunos días, según el estado en el que lleguen a nuestra casa, también dentro de una bolsa de plástico común de las de pesar la fruta puede dar resultados medio decentes, siempre que se conserve en la nevera. Lo ideal, además, es revisarlas de vez en cuando para retirar las piezas que estén en peor estado.

Los tres mejores métodos de conservación caseros, y un claro ganador

Para nuestro pequeño experimento casero, compramos el mismo día un manojo de albahaca, otro de cebollino y otro de perejil. Sin aplicar ningún tratamiento previo, salvo desechar las hojas que ya venían mustias o secas, aplicamos tres sistemasdiferentes para conservar estas hierbas en casa:

  1. En un tarro con el fondo cubierto con un par de dedos de agua, dentro de la nevera.
  2. En un tarro también con agua, cubriendo las hojas con una bolsa de congelación, sobre la mesa de la cocina.
  3. Envueltas en varias hojas de papel de cocina muy húmedas, dentro de una bolsa de congelación cerrada, en la nevera.

Después de una semana, estos fueron los resultados obtenidos.

1. Tarro con agua en la nevera (cebollino)

La base de casi todas las ramitas apareció mustia, algunas conservándose relativamente bien, aunque todo el ramillete pedía un corte en ambos extremos antes de consumirse. Una buena parte del cebollino se mostraba casi íntegro en el cuerpo central, firme, con buen color y aroma, pero otras piezas, aproximadamente la mitad, eran ya incomestibles. 

Este método es sencillo y se ha practicado en todas las casas de toda la vida, igual que con las flores decorativas. Al introducirse en la nevera -lo pusimos en la zona menos fría-, se alarga la conservación frente a la temperatura ambiente. Es un sistema cómodo que puede venir bien para una conservación más corta.

2. Tarro con agua cubierto con una bolsa, a temperatura ambiente (albahaca)

Este curioso método mejorado del clásico ya comentado es en realidad una propuesta de otro medio estadounidense, Bon Appétit, al que llaman «nuestro mejor truco para conservar albahaca». En Kitchn no quedaron muy convencidos, aunque hay que señalar que ellos usaron perejil y lo metieron en la nevera.

Nuestra albahaca aguantó mejor de lo esperado, pequeños bocados de insectos aparte -verano es mala época-. Si bien algunas hojas aparecieron ya mustias y otras con algunas manchas, la mayoría se mantuvo en buenas condiciones, con todo su aroma.

3. El mejor sistema: papel de cocina húmedo en una bolsa dentro de la nevera

Nuestro perejil salió tan lustroso como el de Kitchn, solo con algunas hojas algo menos vívidas, pero ninguna pocha ni con daños visibles. El manojo se había conservado fresco, aromático y crujiente, sin humedad en las hojas ni los tallos, lozano y feliz.

Para aplicar este sistema hay que coger al menos tres o cuatro hojas de papel de cocina absorbente, humedecerlo bien y escurrirlo, apretando con el puño formando una bola, para que todas las hojas queden bien húmedas pero sin gotear. A continuación, se abren con suavidad para no romper las hojas, se juntan fomrando varias capas y se colocan las hierbas dentro para enrollarlas.

Lo ideal es no apretarlas demasiado, para que respiren un poco, formando un rollito acolchado. Después se introduce en una bolsa de cierre zip, procurando extraer el máximo de aire, pero sin aplastarlas, y se guarda en la nevera.

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