La Alta Costura ha aprovechado el último año de inestabilidad en la industria de la moda para recargar las pilas y este lunes volvió a las pasarelas con grandes eventos, como el regreso de Balenciaga tras más de 50 años, y la colaboración de Jean-Paul Gaultier con nuevos creadores.
Tras un año sin desfiles, el calendario oficial de la Federación de Alta Costura y Moda, que es la entidad organizadora, incluyó ocho pasarelas presenciales, gracias a la mejora de la situación sanitaria en Francia, que se mantiene estable con escasos contagios a nivel nacional pese a la circulación de la muy contagiosa variante delta.
Las grandes “maisons” como Dior, Chanel, Jean-Paul Gaultier, Balenciaga, Zuhair Murad, Giorgio Armani Privé y Vaishali S. presentaron de forma física sus colecciones otoño-invierno 2021/2022 hasta hoy, jueves, si bien la mayoría de la treintena de marcas de esta edición mantiene el formato virtual.
Entre todas ellas, Balenciaga y Jean-Paul Gaultier se llevan toda la atención. Para la primera, este será su primer desfile de Alta Costura en 53 años, desde que el diseñador español Cristóbal Balenciaga cerrara su taller, poco antes de morir.
La firma había trabajado únicamente en el prêt-à-porter desde que fue relanzada en los años 1980 -hoy es propiedad del gigante francés del lujo Kering-, pero su diseñador, Demna Gvasalia, anunció en 2020 su deseó de recuperar la línea de costura.
La particularidad de este sector son los estrictos requisitos impuestos por la federación para ser considerado oficialmente “Haute Couture”. Entre ellos que las creaciones estén hechas a mano y a medida, lo que exige cientos de horas de trabajo; y también que los talleres cuenten con un mínimo de artesanos.
Dior abrió la pasarela parisina, donde propuso una colección optimista y rica en tejidos, con trajes de lana, sedas bordadas, terciopelos y unos vestidos de sastrería más sobria y urbana. La firma francesa celebró el primer desfile presencial de la Semana de la Moda Alta Costura de París, donde se muestran las colecciones más exclusivas de los talleres para el próximo otoño-invierno, realizadas íntegramente a mano en un desbordamiento de creatividad, técnica y fantasía.
Sin embargo, el ensueño que rodea tradicionalmente estas creaciones, entre ellos los vestidos que a menudo se ven después en la alfombra roja, fue sustituido por la diseñadora Maria Grazia Chiuri, al frente de Dior, por un armario más cercano al día a día, aunque muy rico en detalles y tejidos.
Chiuri recuperó la silueta de cintura fina y falda abombada que revolucionó la moda tras la Segunda Guerra Mundial, el llamado “New Look” de Christian Dior, y recreó las faldas de vuelo plisadas en lana de “tweed” gris, combinada con camisetas de rejilla y top negro.
El “New look”, que Dior reinterpreta año tras año, fue versionado en esta ocasión en clave minimalista, con un sobrio traje negro de pantalón-falda y chaqueta de mangas abultadas, pero también en un aire más masculino, con chaqueta tipo kimono, marcada en la cintura con un peplum y pantalón recto.
La colección recuperó distintas influencias: las telas trabajadas de lanas inglesas y las gabardinas, alargadas hasta los pies, daban un aire británico, muy Sherlock Holmes, mientras que la simpleza de las líneas, los cuellos alzados y las sedas estampadas recordaban a un vestuario más oriental.
“El regreso a lo presencial implica desplazar la atención hacia una materialidad táctil. Traducir esta materialidad en la era virtual significa también reinterpretar el bordado: no tanto como ornamento decorativo, sino como elemento que conecta los sentidos de la vista y el tacto”, explicó Chiuri en una nota que recibieron los invitados.
El desfile de Dior fue el primero de la decena de marcas que se han atrevido en esta ocasión a reencontrarse presencialmente con el público. Dior organizó dos pases que permitieron mantener el aforo reducido, pero acoger a una parte de los compradores y seguidores de la marca, entre ellos la actriz estadounidense Jennifer Lawrence.
Chanel presentó en la Semana de la Moda de París, en una paleta de tonos pastel y blancos, cargada de lazos y faldas abombadas. “Cuando descubrí las imágenes de Gabrielle Chanel vestida en blanco y negro con vestidos del estilo de los años 1880 pensé en los cuadros”, indicó la directora creativa de la firma, Virginie Viard, en un comunicado tras el desfile.
Con esta colección, Chanel regresó a la pasarela de forma presencial por primera vez en un año, con un desfile de aforo reducidísimo dentro del Palais Galliera, el museo de la moda de la capital francesa en cuya reciente renovación ha sido mecenas la marca.
Los soportales y las escaleras neorrenacentistas de este palacete blanco, situado cerca de los Campos Elíseos, sirvieron de escenario a la firma, obligada a dejar atrás su adorado Grand Palais, donde suele mostrar sus creaciones, cerrado por obras hasta 2024.
Las chaquetas de lana “tweed”, trabajadas con incrustaciones de abalorios y bordados a mano, se llevaron cortas, con hombros redondeados, abullonadas y muy marcadas en la cintura.
Las faldas largas, decoradas con plumas y con mucho volumen, recuperan la estructura abultadas de los miriñaques, que redondean también las formas en la cadera. Las chaquetitas retro se acompañaron con faldas midi o pantalones masculinos, muy fluidos en la parte baja, pero también con atrevidos corsés a modo de tops.
Los tonos grises y blancos fueron los reyes de esta pasarela, aunque la animaron algunos toques de buganvilla, el verde menta, el lila y el amarillo. Sin embargo, la apuesta más clara de la casa fue la combinación del blanco y el negro que da un renovado estilismo gráfico a las prendas inspiradas del siglo XIX.
Una blusa de volantes con escote Bardot combinada con una falda larga de plumas o un llamativo vestido en satén negro de escote cuadrado y por cuya falda asoma el blanco de la falda lencera fueron algunos de los “looks” más destacados.
“Me inspiré también en los jardines ingleses. Me gusta mezclar un toque del estilo inglés con un estilo muy francés. Es como combinar lo masculino y lo femenino, que es lo que he hecho en esta colección también. Ese giro es parte de quién soy yo”, añadió Viard.