La música además de ser vehículo de la expresión cultural, distracción y diversión; influye y actúa a nivel del cerebro de las personas. Cada vez más evidencia demuestra que los ritmos musicales no solo despiertan emociones, sino que impulsan un aumento en la actividad cerebral y hasta permiten la recuperación de pacientes con patologías neurológicas.
En esa línea, el psiquiatra e investigador del cerebro de la Universidad de Harvard Srini Pillay recomendó cuál es la mejor música para mejorar la concentración. Y paradójicamente, no se trata de melodías clásicas como comúnmente podría pensarse.
La playlist ideal para una concentración óptima
Otro estudio de 2018 citado por Pillay encontró que la música familiar activa muchas de las regiones del cerebro responsables del movimiento, por lo que el enfoque es “de cuerpo completo”.
Te puede interesar:Cómo la alimentación influye en la salud cerebral: el beneficio de la dieta mediterránea
“Esto significa que puedo cantar y sentir un ritmo aprendido en mi cuerpo -destacó el experto-. Como he escuchado la canción antes, tengo el placer de anticipar lo que sigue”.
Así, según él, “cuando alguien necesita concentrarse, la música familiar lo ayuda a aliviar el estrés y a conectarse con las emociones que necesita para estar completamente presente”.
En su caso, ejemplificó:
– Si estoy enojado por algo y necesito soltarme, podría escuchar “Lose Yourself” de Eminem.
– Si he estado reprimiendo la tristeza por una pérdida y no me queda energía para concentrarme, escucho “Adagio in G Minor” de Albinoni.
– Si me siento enojado o agitado, podría rockear con “Smells Like Teen Spirit” de Nirvana.
– Si estoy estresado, podría optar por algo que me calme, como “Flowers” de Miley Cyrus o “Big Green Tractor” de Jason Aldean.
Y tras destacar que “varios estudios han demostrado que el placer auditivo sigue una curva en forma de U”, Pillay precisó: “Primero aumenta, pero después de un tiempo, una vez que el cerebro se acostumbra, los rendimientos van disminuyendo”.
Otro grupo de investigadores a los que hizo referencia el experto descubrió que el tipo de música que más influye positivamente en el aprendizaje es la música “suave-rápida”, del estilo de canciones como “I’m Yours” de Jason Mraz o “Love on Top” de Beyoncé.
En tanto, la música “fuerte-rápida”, “suave-lenta” y “fuerte-lenta” tiende a dificultar el aprendizaje, según los mismos estudios. La música instrumental también puede ser menos disruptiva que la música con letras.
Cuál es el vínculo entre la música “familiar” y el cerebro
“Hay muchas maneras en que la música puede afectar la capacidad del cerebro para concentrarse”, apuntó Pillay en este punto, y ahondó: “Un mecanismo consiste en disminuir el estrés y el cortisol, lo que permite que el centro de atención del cerebro funcione sin interrupción”.
“En el cerebro, los centros de concentración están directamente conectados con las regiones que procesan las emociones, por lo que cualquier música que vuelva a una persona emocionalmente más volátil podría interrumpir su concentración”, explicó el experto, para quien, por otro lado, “cuando se reprimen sentimientos, las emociones negativas permanecen en el cerebro”. “Y por mucho que lo intente, la persona perderá la capacidad de concentrarse. Entonces, si la música ayuda a conectarse con las emociones, también puede ayudar a pensar con más claridad”.
La doctora Wendy Magee, profesora asociada de la carrera de musicoterapia de Temple University en Philadelphia, Estados Unidos y una de las profesionales más reconocidas a nivel mundial en esta disciplina terapéutica, había destacado durante una entrevista con Infobae que “la musicoterapia es una disciplina que permite trabajar con personas que tengan algún problema motor, cognitivo o sensorial; y se puede practicar a lo largo de toda la vida”.
“Durante la sesión de musicoterapia usamos la música de diferentes maneras. Se utiliza una variedad de música pero especialmente aquella que es muy particular para el paciente. A veces buscamos ver que la persona está intentando mover la boca para decir ‘hola’, o que llora porque escucha su canción favorita, o que gira la cabeza hacia donde viene la melodía a modo de respuesta. Siempre buscamos, aunque sea, una pequeña respuesta”, había resaltado la experta.
Finalmente, otros estudios demostraron que existe una asociación directa entre gusto y reconocimiento. “Considerado junto con los hallazgos anteriores, ahora está claro que a los oyentes les suele gustar la música que recuerdan y recordar la música que les gusta”.