A través de la historia se ha asociado el enriquecimiento de los encargados de encausar a sus pueblos con ciertos hechos que pertenecen al amplio espectro que conocemos como corrupción. Una infinidad de gobernantes perdieron el rumbo de su razón de ser y se aprovecharon de la política para un beneficio propio de forma ilícita.
La Corrupción política, enriquecimiento ilícito de muchos funcionarios, crisis socio-políticas de los países como consecuencia de la mala administración de sus gobernantes. El socialismo del siglo XXI formulado en 1996 por el sociólogo alemán-mexicano Heinz Dieterich Steffan siendo conocido mundialmente cuando fue mencionado en un discurso por el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez el 30 de enero de 2005 desde el V Foro Social Mundial.
Según Dieterich el socialismo del siglo XXI supone que es necesario un reforzamiento radical del poder estatal democráticamente controlado por la sociedad para avanzar al desarrollo. Es imprescindible mencionar como lo hizo el politólogo italiano Giovanni Sartori que, “sin una correcta libertad individual del ciudadano, sin una democracia que proteja estas libertades, la economía y el libre mercado serán afectados considerablemente.
”Lamentablemente el referente de aquel momento de este nuevo socialismo, el expresidente Hugo Chávez no comprendió nada en lo absoluto. El chavismo instauró una política para desincentivar la presencia de compañías internacionales en Venezuela, que abarcó casi todos los sectores de la economía y en particular los de construcción, agroindustrial, petrolero, comercial y alimentos.
El Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE), citado por El Mundo, de la Red Iberoamericana de Periodismo Económico (RIPE), calcula que sólo entre el 2005 y el 2010 las expropiaciones sumaron 1,167 firmas. De este total, 256 compañías operaban en el sector de alimentos, 155 en comercio y 78 en el petrolero. Las expropiaciones fueron el resultado de un proceso sistemático implantado por el gobierno del vecino país para desincentivar la presencia de estas compañías. Estas firmas fueron expropiadas y más aquellas que se consideraban estratégicas para la supervivencia de la economía.
Indudablemente esto pasó factura a Venezuela, la concentración de poder, ese absolutismo liderado por Hugo Chávez fue lacerando paulatinamente la economía venezolana, la cual también afectó su democracia, coartando la libertad de expresión y silenciando arbitrariamente a opositores políticos. Estas prácticas autoritarias sentaron las bases del caos socio-político y económico de la Venezuela liderada por Nicolás Maduro.
Otros países latinoamericanos que pregonaban que el socialismo del siglo XXI iluminaba su accionar político cambiaron el rumbo antes que esta abyecta ideología hiciera aún más estragos. Es así como Argentina, Paraguay y Brasil regresaron a políticas democráticas respetando las libertades individuales. La corrupción ejercida por el expresidente Lula Da Silva en Brasil. En Febrero del 2019 fue condenado este a 12 años y 11 meses de cárcel por corrupción y blanqueo de dinero en un segundo caso. El líder del Partido de los Trabajadores (PT) ya cumple una pena de 12 años por cargos similares en otro caso que también es parte de la investigación Lava Jato.
Lula es condenado por haber recibido sobornos de constructoras, incluida Odebrecht, la cual se ha vinculado con la financiación de la campaña del expresidente prófugo salvadoreño Mauricio Funes. La Policía Federal y el Ministerio Público de Brasil afirman que Odebrecht hizo pagos por 5.3 millones de reales a Joao Santana para que este dirigiera la campaña electoral de Mauricio Funes en 2008. Es así como el nuevo “paraíso en la tierra” esa ideología política que aboliría las casas de cartón, resultó ser un paraíso, pero solamente para los corruptos que lo conformaron.