La propuesta del presidente Nayib Bukele de reducir los 262 municipios del país a apenas 50 encuentra apoyos y desacuerdos en El Salvador.
Dicho intento es visto por la oposición del país como un intento de concentrar más poder.
El Salvador debería estar dividido en 50 municipios, máximo. Es absurdo que 21 mil kilómetros cuadrados estén divididos en 262 alcaldías, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter el 30 de diciembre último, lo que es visto ya como un desafío a la Constitución.
Suprimir alcaldías no solo es una estrategia más del presidente Bukele para concentrar su poder, sino que trae consigo una serie de repercusiones sociales, políticas, económicas, electorales y hasta de identidad cultural.
Según el ex magistrado del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Eugenio Chicas, este paso podría constituir “una estrategia más del gobierno para profundizar la concentración del poder del Estado”.
La medida política podría perseguir el eliminar a los municipios en donde el Ejecutivo ya pudo detectar que no tendrá réditos electorales en 2024, en gran parte resultado de un arranque de operaciones de la Dirección de Obras Municipales (DOM), aunado a la eliminación del Fondo de Desarrollo Económico y Social (FODES) que con anterioridad otorgaba a los municipios fondos para poder realizar obras de infraestructura en los municipios del país.
El director de la DOM, Álvaro O’Byrne, diputados de la bancada oficialista, simpatizantes de la actual Administración, troles y en fin un ejército cibernético ha salido en Twitter a aplaudir la idea de Bukele, que aun no se ha concretado en una propuesta oficial del Ejecutivo a la Asamblea Legislativa. El objetivo es claro, la sola intención del mandatario deja al descubierto que para este 2023, eliminar a la mayoría de las municipalidades podría ser uno de sus objetivos.
Para el ex magistrado Chicas, detrás de esta iniciativa el mandatario va por el control total de El Salvador ya que los gobiernos locales le estarían haciendo estorbo.
Sectores opositores aseguran que lo que verdaderamente se busca es desviar la atención de la crisis actual de los municipios, plagados de corrupción e incapacidad y que uno de los componentes fue el arresto de la alcaldesa de Soyapango, Nercy Montano, del oficialista partido Nuevas Ideas, acusada de presunta corrupción y sobre la que Bukele afirmó: ”Hay que arrancar lo malo, para que pueda crecer lo bueno”.
Hasta hace unos días en el frontispicio de la Alcaldía de Soyapango se lucía una fotografía de la alcaldesa Montano abrazada con el presidente Nayib Bukele, el miércoles habían retirado la imagen.
Sin embargo, en el partido Vamos se eleva la voz para esperar el censo poblacional.
La diputada Claudia Ortiz valoró ante periodistas que la reducción de municipios podría discutirse con «criterios de desarrollo económico a nivel territorial», pero después del censo de población, que se prevé realizar en 2023 y publicar en 2024. Para este censo los diputados aprobaron un préstamo de 44 millones de dólares con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), apuntó.
El diputado oficialista Christian Guevara esgrime que ciertamente hay desproporción en cuanto a las municipalidades. Morazán y Chalatenango, asegura, los departamentos más pobres del país, tienen 29 y 33 municipalidades, respectivamente, y algunas tan pequeñas que no llegan ni a los cuatro mil habitantes.
Mientras hay municipalidades como San Salvador y Soyapango que sobrepasan los 200 mil habitantes.
La iniciativa de Bukele va a avanzar atendiendo a la mayoría de que disfruta su partido y todos sus «achichincles» (GANA, PDC y PCN) en la Asamblea Legislativa, ya que de acuerdo al Código Municipal, la creación, fusión o incorporación de municipios corresponde al órgano legislativo.
De realizarse modificaciones el artículo 21 dicta que entrarían en vigor hasta el siguiente año fiscal y se establecen condiciones para crear un municipio: tener una población no menor a 50,000 habitantes de acuerdo con el último censo poblacional y un territorio determinado, entre otras.
El control de los municipio conlleva al número de diputados que se pueden lograr.
Al presidente Nayib Bukele le falta aún salvar el escollo de los miles de sus seguidores que actualmente trabajan en la mayoría de las municipalidades y su descontento al no tener más donde laborar, así como la pérdida de poder político en departamentos donde los diputados tienen pequeños feudos, los que serían afectados por la medida.