La economía salvadoreña sufrirá efectos negativos por las lluvias atemporaladas que han caído en el país por casi 10 días, dañando cultivos esenciales para la alimentación de los salvadoreños.
Según informes, hay afectaciones totales en los cultivos de la zona sur de Ahuachapán, en especial el maíz.
“En la zona de Ahuachapán Sur la afectación ha sido total, en el caso del cultivo de maíz, porque el frijol todavía no se ha sembrado, es después de agosto, hay zonas que se han afectado más que otras, hay zonas que están totalmente anegadas”, dijo a periodistas Luis González, director de Incidencia de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES).
“Va a haber una pérdida de cantidad y calidad por esta lluvia, pero esperemos que se recupere el maíz”, explicó González.
Según el experto, también se han recibido informes de pérdidas de hortalizas, principalmente en cultivos de tomates, chiles, cebollines y cebollas que se dañaron por el exceso de agua.
La Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo) confirmó el daño de 250 manzanas de cultivos de maíz y verduras en la zona de El Paisnal, en San Salvador Norte.
Por otra parte, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) confirmó afectaciones en un 36.2 por ciento en cultivos de frutas, hortalizas, granos básicos y a la agroindustria.
A la fecha, los proveedores de granos básicos ya informan de dificultades porque la cosecha no es suficiente para atender la demanda.
Con un estimado de producción para el ciclo agrícola 2024-2025, de 17.6 millones de quintales de granos básicos (un millón 760 mil toneladas), el país necesita 25 millones de quintales (2.5 millones de toneladas) para satisfacer el consumo local, algo que complica el mal tiempo.
A las alarmas del sector agrícola se suma el cambio climático, principalmente porque temen que el fenómeno de La Niña incremente los niveles de lluvia, entre agosto y octubre, y perjudique la cosecha de frijol.
Otros sectores como el cafetalero, se enfrenta a una reducción en su producción aún mayor que en los años anteriores por el hongo de la roya. Además, la ganadería se enfrenta a enfermedades producidas por el exceso de lluvias que también dañarían la ya maltrecha industria bovina.