La crisis que se gestaba desde hace meses en el seno de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) estalló definitivamente el jueves. Un bloque de cuatro países —España, Irlanda, Países Bajos y Eslovenia— oficializó su retirada de Eurovisión 2026 tras confirmarse que Israel participará en el certamen que se celebrará en Viena el próximo mayo. La respuesta desde Tel Aviv no se hizo esperar: el gobierno israelí condenó enérgicamente la maniobra, calificando a los ejecutivos de estas naciones de promover una agenda «antisemita» y de politizar la cultura.
«Una vergüenza para Europa»
Minutos después de que las radiodifusoras públicas europeas comunicaran su decisión, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel emitió un duro comunicado. En él, acusan a los gobiernos de los países retirados de ejercer presión política sobre sus entes públicos para silenciar a la delegación israelí.
«Aquellos que boicotean nuestra música y nuestra cultura no defienden los derechos humanos, sino que se alinean con el terrorismo. Estos gobiernos, que han optado por retirarse, cargarán con la vergüenza de haber cedido al antisemitismo institucional en lugar de defender los valores de unión que representa Eurovisión», declaró un portavoz diplomático israelí a la prensa en Jerusalén.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, celebró la decisión de la UER de no vetar a su país como una «victoria moral sobre los que buscan propagar el odio», sugiriendo que el boicot coordinado responde a una obsesión política contra el Estado judío que trasciende el conflicto actual.
El cisma en la UER
La decisión se tomó tras una tensa Asamblea General de la UER celebrada hoy en Ginebra. A pesar de que se aprobaron nuevas reformas para garantizar la «neutralidad» del voto, el organismo rechazó someter a votación la expulsión de Israel, lo que desencadenó la salida inmediata del bloque crítico.
- RTVE (España): Confirmó que no enviará delegación a Viena, alegando que el festival se ha convertido en un «instrumento geopolítico» incompatible con sus valores.
- AVROTROS (Países Bajos): Se suma al boicot tras la polémica descalificación de su candidato el año anterior y la negativa de la UER a excluir a Israel.
- RTÉ (Irlanda) y RTVSLO (Eslovenia): Calificaron la participación israelí como «inconcebible» dadas las circunstancias actuales en Gaza.
Medios locales en Israel han señalado directamente a las coaliciones de gobierno de estos países, tildándolas de «radicales» y acusándolas de orquestar una campaña de deslegitimación contra Israel en todos los foros internacionales, incluido el cultural.
Un festival fracturado
La retirada de estos cuatro países, a los que podrían sumarse Islandia y Bélgica en los próximos días, supone el mayor golpe a la línea de flotación del festival en sus 70 años de historia. La UER, por su parte, ha intentado mantener la calma asegurando que Eurovisión 2026 en Viena será «un evento de música, no de política», aunque reconocen que la ausencia de naciones históricas y el clima de hostilidad política plantean un desafío logístico y de seguridad sin precedentes para la organización austriaca.
Mientras tanto, en las redes sociales, el debate se ha polarizado: mientras los defensores del boicot celebran la «dignidad» de las cadenas públicas que se retiran, las organizaciones pro-israelíes denuncian lo que consideran una «caza de brujas» moderna contra la única democracia de Oriente Medio en el certamen.