Mafalda, la eterna niña sigue vigente en un mundo que aún no cambia lo suficiente

Han pasado seis décadas desde que Quino (Joaquín Salvador Lavado Tejón, artista gráfico 1932- 2020) creó a Mafalda, una niña que, con su mirada inocente pero crítica, logró reflejar las preocupaciones de una generación.

Esa misma tira cómica aún tiene importancia en un mundo que, aunque ha cambiado en algunos aspectos, mantiene problemas aún sin resolver.

«Quino era un tipo intuitivo, un tipo muy profundo en sus angustias existenciales y los cuestionamientos que se hace los refleja en la tira (Mafalda) y hoy pues no se ha acabado la guerra, el hambre, la injusticia, no se ha acabado la sopa, diría Mafalda, el autor se cuestionaba través del personaje y son cuestionamientos personales que siguen hoy en día hoy nos seguimos cuestionando lo mismo», reflexiona Bernardo Fernández Brigada, escritor, historietista y diseñador gráfico en entrevista.

Ícono de reflexión

Desde su primera aparición en 1964 en el semanario Primera Plana, de Argentina, Mafalda fue una sátira de la sociedad de su tiempo, y con los años se transformó en un ícono de la reflexión sobre la política, la justicia social y los derechos humanos fuera de su país de origen, de acuerdo con José Luis Pescador, dibujante de cómic, arqueólogo, y artista visual, esto se debe a factores puntuales en la obra del argentino.

«Quino no era indiferente a su realidad, estaba pendiente de lo que pasaba a su alrededor, de lo que pasaba en otras tiras de lo que pasaba en el mundo, como creadores es una obligación moral y además eso nos puede servir para hacer nuestro trabajo, y Quino lo entendió a la perfección», apunta José Luis.

Además de la capacidad de Quino de generar diálogos que han cruzado fronteras y penetrado en distintas generaciones, hubo una particularidad que sigue colocando a Mafalda en los aparadores de cualquier librería, la simplicidad de sus trazos, según Bernardo Fernández Brigada.

«Él (Quino) hizo un dibujo caricaturesco del que he robado muchas cosas, él fue consciente de que no es un talento natural para el dibujo, no es un prodigio, pero hace cosas muy complejas con dibujos sencillos, algo que perseguimos todos los que nos dedicamos a esto», reflexiona.

Incluso, el propio Bernardo coloca a Mafalda, no sólo como un cómic, sino como una obra que se ha convertido en un clásico de la literatura latinoamericana, cercano al impacto de otros autores del país sudamericano.

«Para mí es una obra maestra, lo pongo entre los tres grandes de la literatura argentina, Borges, Cortázar y Quino, y desde luego Mafalda es más leída que los otros dos, creo que más allá de una obra maestra del cómic es un clásico de la literatura latinoamericana, una tira de Mafalda es más profunda y tiene más sabiduría, y tiene la capacidad de hacerte reír, es entendible para cualquiera», apunta Bernardo.

José Luis Pescador concuerda, pues incluso supo dar identidad a su propio país y su ciudad de origen Buenos Aires.

«Fue un pionero siempre estaba en todas las discusiones al día y Mafalda le dio identidad a Buenos Aires, cuando vas a Praga piensas en Kafka, cuando vas a Buenos Aires es inevitable pensar en Mafalda, algo que es muy difícil de lograr para cualquier autor», asegura.

Pero esto, no es debido a su capacidad lírica, sino a la capacidad de Quino para sintetizar en tres viñetas una historia completa, lo que ha permitido que su obra sea accesible para todo público.

«Mafalda es una niña contestaria pero también es de la línea sencilla, el mensaje es corto, a veces incluso no se requiere leer para entender, su historia son mensajes muy sencillos eso hace que las nuevas generaciones lo conozcan e incluso omitan a todos los demás componentes de la tira», subraya Pescador.

Además, entre todas las maneras que Quino fue pionero, también lo fue en cuestión de género, colocando como protagonista en una época donde el machismo aún no era cuestionado y confrontado como lo es en la actualidad, a una niña.

«En los cómics ya había personajes femeninos muy fuertes, pero él tuvo la claridad de que su protagonista fuera una mujer, si fuera otro personaje el principal no hubiera tenido el mismo impacto», apunta Bernardo.

Con información de El Universal

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