Luis Buñuel: el ojo provocador del surrealismo

En sus casi cincuenta años de carrera dirigió 31 películas, algunas de las cuales han pasado a la historia del séptimo arte. Una obra que a pesar del tiempo transcurrido mantiene su vigencia y merece ser repasada y analizada 

Es imposible separar la inspiración del cine de Luis Buñuel de sus años de educación en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Un centro educativo de élite en el que estuvo acompañado de algunas de las figuras más importantes de la cultura española en los años veinte y treinta, como los poetas Federico García Lorca y Rafael Alberti, el científico Severo Ochoa o el pintor Salvador Dalí.

Fue aquí donde el hijo de un rico potentado de Teruel, acostumbrado a la sobriedad y rudeza de la tierra aragonesa, refinó su educación y puso las bases de un estilo en el que dominan temas como el deseo, la muerte, la religión o el inconsciente.

UN ESPAÑOL EN PARÍS

Instalado a mediados de los años veinte en París, Buñuel fue uno de los integrantes del grupo surrealista encabezado por Andre Breton. Jóvenes airados y provocadores que escandalizaron a lo más conservador de la sociedad parisina por sus ideas políticas progresistas y su estética automática, inspirada en el inconsciente del artista.

Con sus dos primeros filmes rodados en la capital francesa, “Un perro andaluz” (1929) y “La edad de oro” (1930), firmada esta última junto el pintor Salvador Dalí, se convirtió en el cineasta de cabecera del grupo surrealista.

Nadie que la haya visto puede olvidar la impactante escena con que arranca “El perro andaluz”, en la que un hombre, interpretado por el propio Buñuel, rasga con una navaja el ojo de una mujer. Una imagen de rara poesía e inspiración onírica que ha provocado múltiples interpretaciones.

EL EXILIO EN MÉXICO

La victoria de los sublevados contra la República española en 1939 y la posterior dictadura del general Franco provocó la salida de Luis Buñuel de España, a la que había regresado brevemente unos años antes del conflicto armado. Tras pasar por Estados Unidos se instaló definitivamente en México, donde dirigió algunas de sus mejores películas.

El primero de sus grandes filmes mexicanos fue “Los Olvidados” (1950), una película cruda y de inspiración neorrealista, en la que no faltan los sueños y sutiles referencias al sexo. El interés por los vericuetos y complejidad de la mente humana tuvieron como resultado otro de sus trabajos más recordados, “El” (1953), en el que explora el tema de los celos patológicos y las enfermedades mentales.

Las críticas al orden burgués, uno de los referentes del movimiento surrealista, fue plasmada magistralmente en “El ángel exterminador” (1962). En el filme, un grupo de personas de la alta sociedad mexicana se enfrentan a sus fantasmas personales entre las cuatro paredes de una casa de la que no pueden salir, encadenados por sus miedos y mezquindades.

Nacido y educado en un tiempo y lugar de estricta tradición católica, Buñuel no pudo resistirse a la influencia de la religión con la que tuvo una relación compleja. Un acercamiento que puede resumirse en su frase “soy ateo por la gracia de Dios”.

Un aparente oxímoron, de significado ambivalente, que muestra su preocupación por un tema que sirve de argumento a películas como “Nazarín” (1959), “Viridiana” (1961), “Simón del desierto” (1965) y la “Vía Láctea” (1969).

La más importante de las tres es “Viridiana”. Rodada en España en plena dictadura y bajo la estricta vigilancia de la censura, muestra la ineficacia de la caridad y la limosna, un tema que también fue tratado en “Nazarín”.

La escena cumbre de la película es una recreación de la pintura “La última cena” de Leonardo Da Vinci, con un grupo de mendigos como apóstoles. Una imagen que pasó la rígida censura franquista y que después de ser exhibida en el festival de Cannes de 1961, donde fue premiada con la Palma de Oro, provocó la ira del Vaticano y su prohibición en España e Italia.

“AND THE WINNER IS…” LUIS BUÑUEL

Además de los cuarenta años de su muerte (se cumplieron el 29 de julio), en 2023 se conmemoran los cincuenta del premio Óscar recibido por “Le Charme discret de la bourgeoisie” (El discreto encanto de la burguesía), película francesa de 1972.

Un galardón que se sumaba a la Palma de Oro por “Viridiana”, el premio al mejor director en Cannes por “Los olvidados” en 1951 y el León de Oro y de Plata en Venecia por “Belle de jour” y “Simón del desierto”, en 1967 y 1965 respectivamente.

Reconocimientos que muestran el prestigio de un cineasta nacido en los albores del siglo XX y desaparecido hace cuarenta años, que continúa siendo uno de los grandes clásicos del cine de todos los tiempos.

Su mirada personal y única se mantiene como un referente de un cine alejado de las convenciones, que escarba bajo la superficie de las apariencias y alcanza lo más profundo de la mente, allí donde encontramos lo más grandioso y lo más bajo de la condición humana.

Religión

Nacido y educado en un tiempo y lugar de estricta tradición católica, Buñuel no pudo resistirse a la influencia de la religión con la que tuvo una relación compleja. Un acercamiento que puede resumirse en su frase “soy ateo por la gracia de Dios”.

Surrealismo

Instalado a mediados de los años veinte en París, Buñuel fue uno de los integrantes del grupo surrealista encabezado por Andre Breton.

El Óscar

Además de los cuarenta años de su muerte, en 2023 se cumplen también los cincuenta del premio Óscar recibido por “Le Charme discret de la bourgeoisie” (El discreto encanto de la burguesía), película francesa de 1972.

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