Los cinco efectos del récord de Leonardo da Vinci

1 – La mitad de la biblioteca dice que el récord es una noticia formidable para el mercado de arte, porque coloca a los Old Masters en la cima, algo que no ocurrió jamás.

El precio más alto hasta el 15 de noviembre pasado para una pintura antigua eran los 76,7 millones de dólares pagados por La Masacre de los Inocentes, de Rubens, que había sido subastado en 2002. La otra mitad considera que el precio es un escándalo.

2 – Salvatori Mundi, un cuadro de 500 años con algunas lagunas en su historia, recatalogado diez años atrás, confirmó el poder absoluto de la «marca» Leonardo. O sea, pudo más la persistencia del mito y el deseo de poseer un Da Vinci que las dudas de algunos expertos.

Christie’s habló desde el comienzo del «Último Leonardo» y montó un inédito operativo de marketing con apoyo de las redes sociales, más un video de gente mirando el cuadro que parecía filmado por el videoartista norteamericano Bill Viola.

Hasta el actor Leonardo Di Caprio, que interpretará a Da Vinci en un próximo film de Hollywood, aparece en el video hipnotizado por la obra del pintor e inventor, vegetariano, zurdo y homosexual.

3 – El récord confirmó la astucia del curador Loïc Gouzer, quien decidió incluir una pintura antigua en una subasta contemporánea con el argumento indiscutible de que «Leonardo es inmortal».

Las subastas de Contemporary Art concentran nuevas fortunas, compradores jóvenes, tipos audaces y, eventualmente, algún paracaidista con los bolsillos llenos. Sin olvidar que los compradores en este tipo de estas subastas no son expertos en pintura antigua, ni pueden cuestionar un expertise.

4 – Pintado sobre madera de nogal, el cuadro tiene más retoques que los políticamente correctos, pero conserva el sfumato típico de Leonardo. Las manos están perfectas y la mirada derrama un aura de divinidad.

Fue vendido por 10.000 dólares en 2005; por 80 millones en 2013 a un marchand suizo, y por 127 millones al magnate ruso Dmitri Yevguénievich Rybolóvlev -el actual dueño del club de fútbol AS Mónaco-, que finalmente lo mandó al remate.

En esta seguidilla de operaciones fue clave la decisión de la National Gallery de incluir la pintura en la muestra «Leonardo da Vinci pintor en Milán». Ese fue el factor legitimador.

5 – El último efecto de este récord llegará cuando se conozca la identidad del comprador, que por ahora permanece en un hermético anonimato.

Si el comprador fuera un museo sería una buena noticia para todos y, al mismo tiempo, calmaría los ánimos de quienes asocian el récord con dinero mal habido, o cuestionan que una pintura de dudosa autenticidad haya hecho saltar la banca para convertirse en el cuadro más caro de la historia. Leonardo lo hizo.

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