Will Burrard-Lucas se reunió con pobladores de Kenia que aseguraban haber visto a la fiera. Siguió lo que creían que podían ser sus huellas. Se preparó de la mejor forma posible. Aun así, casi no tenía esperanzas de conseguir el objetivo: retratar por primera vez en más de 100 años al leopardo negro en África, más común en leyendas que en libros de naturaleza por su extrema rareza.
El fotógrafo británico colocó cámaras nocturnas, sensibles al movimiento, en la zona donde se creía que cazaba el animal, que tiene pelaje azabache producto de un melanismo (lo contrario del albinismo). Esta condición es más común entre los jaguares y podría ser una confusión entre ambas especies, de no ser porque una habita en América y otra en África y Asia.