La memoria y las funciones cognitivas del cerebro humano se van deteriorando a medida que envejecemos y los científicos buscado entender por qué sucede durante décadas. Ahora han descubierto una fórmula natural para revertir el proceso: el líquido cefalorraquídeo de cerebros más jóvenes.
El líquido cefalorraquídeo (LCR) es un fluido que baña el tejido cerebral y la médula espinal de todos los animales vertebrados. Según un estudio de la Universidad de Stanford, EEUU, el LCR de ratones jóvenes puede mejorar la función de la memoria en ratones más viejos.
La infusión cerebral de LCR joven mejora la conexión de las neuronas, lo que potencia el proceso de creación y recuperación de recuerdos, afirmaron los investigadores en el documento publicado hoy en la revista Nature. Además, el equipo científico sugirió que las mejoras se deben en gran parte a una proteína específica contenida en el LCR.
El envejecimiento y el deterioro cognitivo relacionado con la edad afecta hasta una cuarta parte de los adultos mayores de 60 años. Una dieta saludable y ejercicio regular pueden ayudar a prevenir este declive, pero aún no existen tratamientos para revertirlo, señalaron los autores del estudio.
“Sabemos que la composición del LCR cambia con la edad y, de hecho, estos cambios se usan de forma rutinaria en la clínica para evaluar los biomarcadores de salud y enfermedades del cerebro”, dijo Tal Iram, neurólogo de la Universidad de Stanford y autor principal del estudio.
En el estudio, se inyectó LCR de ratones jóvenes (que no superaban las 10 semanas de edad) a otros los ratones de 18 a 25 meses de edad (comparable a unos 70 años en un humano). Después de tres semanas de tratamiento con LCR, los animales más viejos mostraron mejoras en las destrezas cerebrales en tareas de memoria.
Los autores del estudio explicaron que este rejuvenecimiento cerebral se debe al crecimiento de nuevos oligodendrocitos, que apoyan a otras células cerebrales al producir mielina, un compuesto que protege las células nerviosas.
Los hallazgos sugieren que el LCR joven puede restaurar el deterioro en las habilidades de un cerebro envejecido. “La conclusión más amplia es que el cerebro aún es maleable y hay formas de mejorar su función. No todo está perdido”, apuntó Tony Wyss-Coray, neurocientífico de Stanford y coautor del estudio.
“Esto es súper emocionante desde la perspectiva de la ciencia básica, pero también desde la perspectiva de las aplicaciones terapéuticas”, señaló Maria Lehtinen, neurobióloga del Boston Children’s Hospital en Massachusetts a Nature.
El equipo de la Universidad de Stanford tardó más de un año en perfeccionar el proceso de recolección de LCR e infundirlo en otro cerebro.
“La recolección es extremadamente desafiante y debe hacerse con precisión”, explicó Iram a Nature. Cualquier contaminación con sangre podría arruinar el fluido y la presión en el cerebro tiene un equilibrio delicado, por lo que la recolección del líquido cefalorraquídeo debe ser lenta y en un lugar específico dentro del cerebro: el ventrículo cerebral.
“El delicado procedimiento podría plantear desafíos para su uso en personas”, dijo a Nature Julie Andersen, que estudia la enfermedad de Alzheimer y Parkinson en el Instituto Buck para la Investigación sobre el Envejecimiento en California.
La investigación sobre el LCR está inspirada en el trabajo anterior del neurólogo Wyss-Coray de la Universidad de Stanford, que mostró que el plasma sanguíneo de ratones jóvenes podría restaurar la función de la memoria en roedores mayores. La empresa Alkahest cofundada por Wyss-Coray en California, ha realizado pequeños ensayos que sugieren algunos beneficios cognitivos en ratones y personas con demencia tras las transfusiones de plasma sanguíneo joven. Sin embargo aún no ha demostrado que puedan curar o frenar afecciones vinculadas al deterioro cognitivo.
Por todo esto, convertir la transfusión de LCR en un tratamiento para humanos todavía es un desafío formidable, dijeron los autores del estudio.