Por Gabriel Chocron -Aurora-
El pasado 7 de Octubre la organización terrorista Hamas perpetró una masacre en el sur de Israel como no había visto la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial. En un espacio de apenas horas asesinó a más de 1.300 personas, pasando casa por casa, masacrando y torturando con crueldad a toda persona que encontrara en su camino. La acción salvaje del Hamas dio inicio a una guerra por la que ahora millones de personas están sufriendo.
Para los ciudadanos de Israel y el pueblo judío en todo el mundo es la mayor tragedia desde la época del Holocausto. Para los residentes de Gaza, una situación insostenible en una zona ya afectada desde hace años.
Un repaso histórico
Israel salió de forma unilateral de la Franja de Gaza en el año 2005. El gobierno israelí encabezado por Ariel Sharon se retiró completamente del lugar y desalojó a cerca de 10.000 israelíes que vivían hasta ese momento en 21 comunidades. Familias que dejaron sus casas, campos agrícolas y sus vidas, por la ilusión de poder avanzar en la paz.
Lo que pasaría poco tiempo después a lo que se conoció como la “desconexión de Gaza”, sería una muestra de lo que vendría.
Por ejemplo, turbas de palestinos comenzaron a vandalizar, saquear y destruir miles de invernaderos para agricultura que habían dejado ahí los residentes israelíes antes de la “desconexión”. En lugar de usar lo que había quedado para comenzar a construir un futuro mejor e impulsar el desarrollo de Gaza, el odio ganó la partida.
Para peor, en el año 2007 la organización terrorista Hamas tomó por la fuerza el control de la Franja de Gaza. El sueño de Israel de construir la paz con sus vecinos se convirtió en la peor pesadilla.
Al tener frente a ellos un territorio controlado con puño de hierro por una organización terrorista que expresa abiertamente su objetivo de borrarlo de la faz de la tierra, Israel tomó las medidas necesarias para proteger a sus ciudadanos.
Por ejemplo, Israel había construido un enorme cruce fronterizo, similar a un aeropuerto, para que decenas de miles de palestinos puedan pasar cada día de Gaza a Israel a trabajar (al igual que lo hacen más de 100.000 palestinos de Cisjordania cada día). Pero cuando Hamas tomó control de la Franja y ante el peligro que representa recibir en “tu casa” a miles de personas que vienen de un lugar gobernado por una organización terrorista, Israel tuvo que limitarse a dejar entrar solo a quienes venían por razones humanitarias, principalmente a recibir tratamiento médico en hospitales israelíes.
Lo que pasaría en los años siguientes solo profundizaría la tragedia.
La organización terrorista Hamas lleva 16 años saqueando los recursos de los palestinos para alimentar su maquinaria de la muerte.
Cada año recibe el Hamas alrededor de 700 millones de dólares en impuestos de los palestinos, cada mes recibe unos 30 millones de dólares de Qatar, ha recibido miles de millones de dólares en ayuda humanitaria de la comunidad internacional a través de los años, y en lugar de usarlo para el bienestar de la gente en Gaza, lo ha invertido en cohetes, túneles y armas mortales.
A pesar de toda la ayuda internacional y los centenares de millones de dólares que recibía el Hamas, Israel proveía cerca del 40% de la electricidad de Gaza y un 10% de su agua. El Hamas, por su parte, desviando los recursos para el terrorismo, causó que el acuifero de Gaza se contaminara, haciéndolo casi inaccesible.
Por supuesto que la condena firme de la comunidad internacional a los constantes crímenes del Hamas contra su propio pueblo, brilló por su ausencia.
En lugar de exigir al Hamas desde hace 16 años que inviertan en el desarrollo y dejen de robarse los recursos de los palestinos, tuvieron un silencio cómplice.
En lugar de hacer todo lo posible por acabar con el régimen de una organización terrorista que ha llevado a Gaza a la tragedia, se limitaron a tibios comunicados donde, en el mejor de los casos, apenas mencionaban a Hamas. Silencio cómplice, ¿ya dijimos?
Todo esto mientras, además, Hamas usa a los civiles palestinos como escudos humanos.
Disparando cohetes desde zonas residenciales, almacenando armas en escuelas, casas y hospitales, construyendo túneles subterráneos bajo la ciudad para sus actividades terroristas. A pesar de que Israel hace todo para minimizar lo máximo possible las bajas civiles, según la propia Convención de Ginebra, toda la infraestructura civil que se usa para fines militares se convierte en blanco legítimo en una guerra.
Israel tiene la obligación de defender a su población y acabar con la infraestructura terrorista del Hamas que lleva asesinando a civiles desde hace décadas y que esta vez provocó una masacre sin comparación. Según la ley internacional, Israel podría atacar sin demasiado titubeo toda la infraestructura terrorista del Hamas en Gaza. Sin embargo, hace todos los esfuerzos para evitar bajas civiles.
Por ejemplo, lanzó miles de folletos desde el aire y publicó comunicados en árabe en todo medio posible, pidiendo a los residentes de Gaza que evacúen el norte de la Franja para que se alejen del peligro. Sin embargo, el Hamas llamó públicamente a los civiles de Gaza a no evacuar e incluso bloqueó algunas de las rutas para obligarlos a quedarse en la zona del conflicto.
Por supuesto que la comunidad internacional se esforzó en condenar a Israel por pedir la evacuación de las personas de Gaza, en lugar de condenar al Hamas que los colocó en la línea de fuego.
Hamas lleva años atrincherándose en la población civil, usándolos de escudo, y la comunidad internacional ignorando la realidad. Cada vez que Hamas disparaba centenares de cohetes se defendía del terrorismo con operativos contra la infraestructura terrorista, el mundo pedía a Israel que frenara.
¿En ningún momento se les ocurrió que había que acabar con el problema antes de que fuera peor? ¿En ningún momento pensaron que dejar que una organización terrorista se siguiera atrincherando entre la población iba a terminar llevando a una tragedia aún más grave? ¿Esperaban que Israel dejara que Hamas masacrara a su población y no se defendiera porque el Hamas mismo se escondía entre civiles? Eso sería un triste precedente para el mundo civilizado, ceder a los chantajes del terrorismo que se escuda en civiles.
Y para muestra, un botón.
Martin Griffiths, Vice Secretario General de la ONU para Asuntos Humanitarios, publicó hace unas horas un comunicado de 368 palabras sobre la situación humanitaria en Gaza e Israel.
En realidad sobre la situación en Israel – donde se realizó una masacre sangrienta donde bebés fueron quemados, mujeres violadas y asesinadas, ancianos ejecutados a sangre fría; donde miles de familias fueron evacuadas por los constantes ataques de Hamas; donde centenares de familias están en duelo o fueron borradas enteras en la masacre del Hamas; donde hay una preocupación enorme por los casi 200 secuestrados que están en manos del Hamas – escribió exactamente 32 palabras. Empatía cero.
Sobre la situación en Gaza se extendió, profundizó y dramatizó todo lo posible. Pero ese no es el problema.
¿Cuántas menciones hizo del Hamas? ¿Cuántas veces nombró a la organización terrorista responsible de la guerra en la que estamos? ¿Cuántas veces señaló a Hamas como culpable de la situación humanitaria en Gaza? La respuesta es triste, pero lamentablemente no sorprendente.
NI UNA.
La palabra Hamas no aparece NI UNA VEZ en el comunicado. Cero. 0.
¿Cómo se puede siquiera comenzar a tratar un tema tan grave si aquellos que deberían preocuparse por el bienestar de las personas de Gaza, son solo peones en el juego de propaganda del Hamas?
La crisis en Gaza tiene un responsable. Y no es Israel. Es Hamas. Por el futuro de los propios palestinos, bien haría el mundo en comenzar a reconocerlo.