La FIFA, al borde de un nuevo escándalo por abuso de poder, amenazas y extorsión

Miguel Poiares Maduro es abogado y catedrático en las universidad de Lisboa y en el Instituto de la Union Europea. Tiene 50 años y fue vice ministro de Desarrollo de Portugal entre abril de 2013 y octubre de 2015. Pertenece al Partido Social Demócrata y goza de un enorme prestigio internacional.

Tras el escándalo del FIFA-Gate y el anuncio de una nueva era bajo el imperio de la transparencia, Miguel Maduro aceptó ser miembro de la FIFA a instancias de la Federación Portuguesa de Fútbol con el respaldo de su gobierno.

Por su predicamento y trayectoria, Gianni Infantino lo designó como Presidente del Comité de Gobernanza. Este cuerpo es el que controla y audita los gastos y el manejo económico y financiero de la FIFA. Esa área está presidida por Alejandro Domínguez, el titular de la Conmebol.

Alejandro Domínguez, titular de la Conmebol.

Un hecho inesperado y extraño ocurrió el 9 de mayo de este año en el marco del Congreso Anual de la FIFA llevado a cabo en Bahrein. Los dos miembros mas importantes del Comité de Ética, Hans Joachim Eckert, abogado alemán y Cornel Borbély, fiscal en Suiza, no pudieron ingresar a la sala donde habría de deliberar el Congreso por orden de Gianni Infantino.

Ellos habían recibido los pasajes para llegar hasta Bahrein pero cuando trascendió que Hans Joachim Eckert, presidente del Comité del Órgano de Decisión del Comité de Ética, y Cornel Borbély, presidente del Órgano de Instrucción del mismo Comité, habrían de realizar denuncias, pedir sanciones e informar sobre los expedientes en curso fueron literalmente cesanteados como miembros de la FIFA de manera fáctica. Peor aún, la Seguridad no les permitió el ingreso.

No fueron los únicos que formaron parte del «descabezamiento» de la FIFA. También cayó un histórico como el italiano Doménico Scala, autor de las reformas de «transparencia», presidente del Comité de Gobernanza y de la Junta Electoral que reinstitucionalizó a la FIFA en su momento más crítico junto al escribano argentino Fernando Mitjans, quien a su vez era el vicepresidente del Comité de Apelaciones junto a Larry Mussenden de las Islas Bermudas. También fueron expulsados los miembros del Tribunal de Disciplina Claudio Sulser (Suiza) y Kia Lin Tong (Singapur). O sea, aquellos cuya trayectoria resulta incuestionable toda vez que también ellos fueron profundamente investigados por el FBI sin que hubiere la más mínima sospecha de procederes o comportamientos dolosos, ilegales o reñidos con la ética.

Miguel Poiares Maduro.

Miguel Poiares Maduro fue designado en lugar de Doménico Scala. Y tan pronto comenzó su tarea advirtió irregularidades que quiso exponerle a Infantino. Para este prestigioso abogado portugués había gastos efectuados por el propio Infantino y aprobados por Alejandro Domínguez, «poco claros». Por ejemplo:

* Hay tres vuelos en jets privados imputados a viajes personales de Infantino el mismo día con distintos destinos por cerca de 400.000 dólares. Imposible que una persona viaje el mismo día desde Zúrich a tres ciudades de Europa,

* La cuantiosa y millonaria cifra en francos suizos pagada y a pagar en concepto de honorarios a funcionarios de la FIFA, en su mayoría integrantes de cuerpos independientes que al cobrar un monto no conocido oficialmente por el Comité de Gobernanza se convierte en un pago supeditado a la voluntad del Presidente. En ese caso Infantino se transforma en empleador de los miembros del Tribunal de Disciplina, Ética, Gobernanza, Apelaciones, etc que antes jamás cobraron, eran ad honorem y podían posicionar su condición de independientes. Hubiera resultado difícil bajar una sanción disciplinaria a un jugador de cuatro fechas a darla por cumplida tras un partido ¿Quién se hubiera animado a «decretarla»?

* Tampoco le cierra a Miguel Maduro el reglamento de Honorarios, Gastos y Prestaciones aprobado en Bahrein, donde a lo lo largo de 34 páginas figuran ítems como: honorarios (sin montos ni escalas), pensión y seguros, viajes y desplazamientos (se admite ir con acompañante), reservas con antelación (¿?), viajes en aviones privados, equipaje extraviado o dañado, actividades privadas (¿qué significará?: ¿ocio?¿diversión personal paga?), alquiler de autos, elección de hotel y tipo de habitaciones, asignaciones y viáticos diarios, «hospitalidad» (¿qué será, invitaciones solidarias?). Todo a cargo de la FIFA. Una FIFA que «iba a terminar con la corrupción»…

Todo esto y otros inadmisibles gastos llamaron la atención de Miguel Maduro. Pero acaso lo más significativo resultó la linea investigativa que probaría un alto nivel convivencial entre Gianni Infantino y Vladimir Putin a través de su ex ministro de Deportes, Vitaly Leontiyevich Mutko, presidente también de la Federación Rusa de Fútbol y ex titular del Zenit de San Petersburgo.

Las obras para el Mundial de Rusia 2018 registran serios retrasos.

Puesto que la FIFA de Infantino no quiere escuchar denuncias, aclarar gastos, fundamentar sus cambios de políticas internas, permitir la injerencia desmedida de los gobiernos, explicar anomalías producidas en el Confederación Africana de Fútbol –54 votos potenciales- donde se dio un golpe de Estado para imponer a Ahmad Ahmad de Madagascar en lugar de Issa Hayatou de Camerún luego que se ordenara jugar nuevamente el partido por Eliminatorias entre Sudáfrica y Senegal, el país donde nació Fatma Samoura, Secretaria General de la FIFA, y además un apoyo económico supuestamente encubierto a la UEFA, el abogado portugués Miguel Maduro eligió otro camino para hacer su denuncia, la Cámara de los Comunes de la Gran Bretaña.

Desde la creación de la FIFA, el Reino Unido tiene una categoría especial. Viene de la realeza y fija un status que, entre otras, cosas determina que quien «tuviere algo que denunciar y no fuera considerado o desestimado por la FIFA podrá hacerlo ante la Cámara de los Comunes del Reino Unido en Londres, siempre y cuando tal denuncia fuera acompañada por la solidez de las pruebas».

El último 13 de septiembre, Miguel Poiares Maduro denunció ante los miembros del parlamento británico algunas cuestiones graves:

* Infantino interfiere en todas las decisiones del Comité de Gobernanza haciendo abuso de poder de manera arbitraria, extorsiva y amenazante.

* Se realizan gastos incomprobables por cuantiosas cifras cuyos fondos no tienen origen en la FIFA pues sus cuentas están bloqueadas por el FBI.

* Hay una situación poco clara con Rusia, país organizador del próximo Mundial, pues las obras están muy atrasadas y no permiten las regulares inspecciones de los oficiales de la FIFA, con la indulgencia de Infantino.

* Que Infantino y Fatma Samoura, la Secretaria General, encubren las decisiones de Vitaly Mutko y hacen los que les ordena el presidente Vladimir Putin respecto del próximo Mundial que podría ser un desastre de organización, infraestructura y logística.

Fatma Samoura.

* Que habían acordado con la Secretaria General Fatma Samoura en la Convención del último marzo en Bruselas a mantener y perfeccionar la regla permanente de la FIFA sobre la neutralidad política y no permitir las interferencias gubernamentales sin que nada de esto se cumpliera pues Rusia esta atrasada, Putin no permite las inspecciones e Infantino dice que no puede pelearse con un Presidente.

* Que habría que investigar quien provee de fondos a la FIFA para que esta asista económicamente a la UEFA que ha recibido «ayuda o subsidio» por mas de 500.000 Euros.

Lo que Miguel Maduro nos está diciendo es que alguien (¿Rusia?) está entregando dinero «negro» a cambio de no ser inspeccionada, que ese dinero va a la FIFA y que Infantino está consolidando relaciones políticas con los presidentes de las distintas confederaciones, allí donde estarán los votos para el futuro político. Esa plata luego quedará bajo la órbita de Alejandro Domínguez a cargo de Finanzas. Y aparecerán extrañas fantasías como la de incluir a Paraguay en la idea de Uruguay -apoyada oportunamente por la AFA- para la organización del Mundial del 2030 en celebración a los cien años de la Primera Copa del Mundo disputada en Montevideo.

Los obreros trabajan para terminar a tiempo los estadio para la cita mundialista del próximo año.

Gianni Infantino vendrá a nuestro país el 4 de octubre. Permanecerá unas 18 horas. No tiene agendado ver el partido entre Argentina y Perú. Se reunirá en cambio con los presidentes Mauricio Macri y Horacio Cartés, del Paraguay. No está segura aún la presencia del Dr. Tabaré Vazquez, presidente de Uruguay, ni del titular de la Asociación Uruguaya de Fútbol, Wilmar Valdez, a quienes ha sorprendido esta irrupción unilateral de Paraguay como triorganizador inconsulto. También participarán las autoridades de la AFA, de la A.P.F y Alejandro Domínguez, titular de la Conmebol. El tema dominante de la agenda será el Mundial de 2030. Un objetivo casi imposible.

Mientras todo esto ocurra y quede un nuevo testimonio de la injerencia gubernamental en las decisiones de la FIFA, un grupo de probos dirigentes de diferentes países del mundo están elaborando un plan de acción que podríamos llamar «Mani pulite» –parangonando la investigación del fiscal Antonio Di Pietro en 1992, quien descubrió alta corrupción entre los políticos, empresarios e industriales italianos- para demostrar internacionalmente que esta FIFA transita un camino tan equivocado como la FIFA anterior y que al igual que aquella podría estallar.

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