La calma antes de la tormenta, anticipan una intensa temporada de huracanes

A medida que la actividad tropical en el océano Pacífico se intensifica, la temporada de huracanes en el Atlántico se encamina hacia su pico de actividad habitual. Actualmente, las condiciones parecen tranquilas. Según Jack Beven, especialista en huracanes del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, “no se espera la formación de ciclones tropicales durante los próximos siete días”, indicó a USA Today.

Sin embargo, los meteorólogos anticipan una intensa temporada de huracanes. El equipo de pronósticos de huracanes de la Universidad Estatal de Colorado (CSU) indicó a USA Today: “Las señales apuntan a un período de mayor actividad tropical. Las condiciones ambientales a gran escala parecen volverse más propicias para la actividad de ciclones tropicales hacia fines de agosto”. Además, los modelos de computadora sugieren varias áreas potenciales para la formación de ciclos tropicales a fines de agosto y principios de septiembre.

Por su parte, los meteorólogos de AccuWeather han sido más específicos en sus predicciones. “Alex DaSilva y el equipo de meteorólogos expertos pronostican entre 6 y 10 tormentas con nombre desde el 27 de agosto hasta el 30 de septiembre”. Esta predicción sugiere una mayor vigilancia y preparación para las comunidades vulnerables en las regiones afectadas.

Los meteorólogos federales han previsto una posible formación de hasta 24 tormentas con nombre esta temporada (NOAA)

A nivel federal, los pronósticos también apuntan a una temporada extraordinaria. Los meteorólogos federales han previsto una posible formación de hasta 24 tormentas con nombre, incluidas las cinco que ya se han formado, de acuerdo con NHC. Según los registros meteorológicos que datan de 1991 a 2020, una temporada típica presenta 14 tormentas con nombre.

Además, la NOAA anunció a principios de este mes que esta temporada podría “estar entre las más activas registradas”. Aunque redujo ligeramente el número de tormentas con nombre, la agencia científica aumentó la probabilidad de una temporada superior a lo normal al 90 por ciento. La probabilidad de actividad ciclónica tropical en el Atlántico central del 28 de agosto al 3 de septiembre es alta, con al menos un 60% de posibilidades de formación durante ese período.

Matthew Rosencrans de la NOAA declaró en un comunicado de prensa reciente: “Seguimos viendo las características climatológicas de una temporada activa. Las temperaturas de la superficie del mar siguen siendo anormalmente altas y se espera que La Niña surja durante la temporada de huracanes”, de acuerdo con información de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Este fenómeno conocido como La Niña tiende a aumentar la actividad de huracanes en el Atlántico, lo que incrementa la atención de las autoridades en medidas preventivas.

Estados Unidos ya ha experimentado el impacto directo de dos tormentas: los huracanes Beryl y Debby (Foto AP/Craig Ruttle)

Hasta ahora, en 2024 se han formado cinco tormentas con nombre en la cuenca atlántica, una cifra que supera el promedio de cuatro hasta la fecha, según NHCEstados Unidos ya ha experimentado el impacto directo de dos tormentas: los huracanes Beryl y Debby. Estas tormentas han dejado una notable cantidad de daños y afectaciones en las regiones impactadas, evidenciando la importancia de estar preparados.

Según AccuWeather, las temperaturas del agua están cerca de alcanzar niveles récord en gran parte del Atlántico, el Caribe y el Golfo de México. Las tormentas tropicales y los huracanes se alimentan de temperaturas cálidas del agua del océano, que deben ser de al menos 26,6 grados Celsius. Estas condiciones aumentan la energía disponible para los sistemas tropicales, potenciando su desarrollo y fortaleza.

El Centro de Predicción Climática también ha confirmado que el patrón climático asociado a La Niña se espera para más adelante en la temporada, según la NOAA. Este fenómeno climático implica un enfriamiento de las aguas del océano Pacífico ecuatorial, lo que suele derivar en una mayor cantidad de huracanes en el Atlántico debido a menores vientos cortantes en la región.

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