La calidad democrática en América Latina

Por Rosendo Fraga*

La Unidad de Inteligencia (EIU por sus siglas en inglés) es una división de investigación y análisis de la revista británica The Economist, que comenzó a editarse en 1946. Su ranking más importante, el Índice de Democracia, evalúa a ciento sesenta y siete países entre los ciento noventa y tres que integran las Naciones Unidas, de acuerdo con cinco variables: proceso electoral y pluralismo; funcionamiento de gobierno; participación política; cultura política y libertades civiles.

De acuerdo con sus resultados, califica a estos países en cuatro categorías: democracias plenas (entre 8 y 10 puntos); democracias imperfectas (de 6 a 8); regímenes híbridos (de 4 a 6); y autoritarios (menos de 4 puntos). En las perfectas, la democracia rige con mayor plenitud, mientras que las autoritarias pueden ser consideradas una dictadura donde no hay democracia.

Los regímenes híbridos combinan elementos de las democracias formales con otros del autoritarismo. El índice permite observar la evolución de sus resultados a través del tiempo.

En la categoría de democracias plenas, el primer lugar de América Latina lo sigue teniendo Uruguay, que igual ha descendido tres lugares en la tabla de calificación. En cambio, Costa Rica se mantiene en el mismo puesto que el año anterior (17°). Pese a ello, la relación del nuevo gobierno -acusado por la oposición de tener simpatías con el régimen chavista- ha tenido roces con los medios de comunicación.

El leve descenso de Uruguay está relacionado con la variable que mide la cultura política, que pasó de 8.13 puntos en 2022 a 6.88 en esta nueva edición.

En cuanto a las democracias imperfectas, el primer lugar lo tiene Chile con 7.98 y ocupa el lugar 25° en la escala global. Es el tercer país de América Latina por su calificación, pero ha retrocedido seis posiciones en términos interanuales.

Los países más relevantes de América del Sur se encuentran en esta calificación, con Brasil en el puesto 51°, Argentina en el 54° y Colombia en el 55°. De América Central, se encuentra también Panamá en el 42°. Indonesia, el tercer país del mundo por su electorado, está calificado inmediatamente después de Colombia, en el puesto 56°. El último país de esta categoría, con el puesto 74°, es un país latinoamericano: Paraguay. Este último país dejó de ser un régimen híbrido en 2023, habiendo subido tres posiciones.

A partir de la calificación que va de los 4 a los 6 puntos, se encuentran los regímenes híbridos, los que no son considerados democráticos como tales en el ranking de The Economist, pero tampoco dictaduras. Los regímenes híbridos comienzan con Bangladesh y terminan en Mauritania. En esta tercera categoría de América Latina está México en el puesto 90° -entre Ucrania y Georgia, dos ex repúblicas soviéticas-, que descendió sólo un puesto. Su calificación más baja la tiene en cultura política, con 1.88. El sistema electoral mexicano es cuestionado por la oposición, que acusa al gobierno de manipularlo. En el puesto 77° está Perú, pese a su fuerte inestabilidad político-institucional. Ha descendido dos puestos en la tabla respecto al año anterior.

Su calificación más baja es también en cultura política, con 3.13. Ecuador ocupa el puesto 85°, habiendo descendido cuatro lugares con relación a 2022. Ello se justifica por la creciente influencia de los carteles de la droga en el país y el control de las cárceles por parte de ellos, que a fines del año pasado provocaron una crisis de seguridad de magnitud. Bolivia está en el puesto 106° y ha retrocedido seis lugares en el ranking, en medio de la inestabilidad política que crea el enfrentamiento del ex presidente Evo Morales con su sucesor, el presidente Luis Arce. De América Central se encuentran Honduras (95°, bajó cuatro posiciones), El Salvador (96°, descendió tres) y Guatemala (100°, bajó dos), los tres países del llamado “Triángulo Norte” de América Central, que preocupan especialmente a Estados Unidos.

En la última categoría, denominada regímenes autoritarios (los que también pueden definirse como dictaduras) se encuentran 59 países, más de un tercio de los que integran el índice. De América Latina figura Haití (129°), Cuba (135°), Venezuela (142°) y Nicaragua (143°). El primero de ellos se encuentra en situación de “estado fallido”, con un gobierno extremadamente débil que no controla la seguridad y la corrupción.

Aunque tiene el mismo puntaje que el año anterior, ha mejorado su posición relativa seis lugares gracias al descenso de varios de los países de su categoría. Respecto a Cuba, mejoró cuatro posiciones, aunque mantuvo el mismo puntaje, como en el caso de Haití.

Venezuela mejoró su calificación de 2.23 a 2.31, probablemente por la perspectiva de una mayor democratización que mostraba en 2023 el proceso político del país -luego frustrado-. Nicaragua ocupa la misma posición que en 2022, pero empeoró su puntaje general de 2.50 a 2.26.

Cabe señalar que en 2016 había un solo país de la región en esta categoría (Cuba) y hoy hay cuatro.

Si bien América Latina tiene países en las cuatro categorías de esta calificación, los que están en ambos extremos son los menos. En síntesis, de los países más grandes, Argentina, Brasil y Colombia son consideradas democracias imperfectas, y México, un escalón por debajo, es calificado como un régimen híbrido.

*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

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