Cientos de feligreses católicos retomaron el viernes los actos tradicionales de la conmemoración de la Transfiguración de Jesucristo, que en 2020 y 2021 se vieron limitados por la pandemia del Covid-19.
No se veía este fervor religioso en las fiestas patronales de San Salvador desde 2019, dado que en los últimos años no se realizó una centenaria procesión y la tradicional «bajada», un acto que representa el pasaje bíblico de la Transfiguración.
Los actos comenzaron desde la mañana, cuando la imagen del Divino Salvador del Mundo, elaborada en 1777 y conocido popularmente como «El Colocho», fue trasladada de la Catedral Metropolitana a otros templos dentro de la capital.
La tarde de este viernes, los feligreses ataviados con trajes especiales cargaron la imagen por las principales de San Salvador rumbo a la Catedral entre una fuerte lluvia, cantos y humo de incienso.
«Divino Salvador del Mundo salva la nación que lleva tu nombre», gritaban en la procesión, en la que también se recordó a los «mártires salvadoreños», entre ellos san Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 por un escuadrón de la muerte.
Los actos estuvieron encabezados por el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, acompañado por su obispo auxiliar y único cardenal salvadoreño, Gregorio Rosa Chávez.
Al llegar al frontispicio de la Catedral, la imagen fue introducida a una columna de unos 12 metros de alto y coronada con un globo terráqueo azul por el que surgió, para iniciar el acto más esperado de la jornada, la representación bíblica de la Transfiguración de Jesucristo en el monte Tabor.
En unas breves palabras, Rosa Chávez recordó el «martirio» de los sacerdotes salvadoreños en el pasado y también dedicó palabras a las personas que han sufrido por la violencia reciente y las detenciones de personas «inocentes».
El religioso dijo que en El Salvador es un «martirio» el que padecen «las madres que siguen llorando a sus hijos desaparecidos» o que «tienen hijos sufriendo en condiciones infrahumanas en centros penales».
«No importa si son inocentes o culpables, porque todos tienen el derecho a un tratamiento digno y a una oportunidad para rehacer sus vidas», dijo y agregó que «unos son culpables y otros inocentes, los culpables tienen que afrontar las consecuencias de sus actos criminales».
También reconoció el «martirio de los periodistas», gremio que ha denunciado ataques y espionaje en los últimos años.
Las festividades en honor al Divino Salvador del Mundo, patrono de San Salvador, son las más importantes del país, donde la actividad gubernamental se paraliza entre el 1 y el 6 de agosto, mientras que el sector privado lo hace los días 3, 5 y 6 del mismo mes.
Las fiestas patronales culminaron el sábado con una masiva misa en la Catedral Metropolitana, presidida por la alta curia salvadoreña.