Es un ave excepcional: un cardenal mitad macho, mitad hembra

El ave que Shirley y Jeffrey Caldwell han visto afuera de su casa durante los últimos días es el más extraño que hayan observado.

El cardenal tiene en el lado izquierdo la sombra marrón de las hembras; en el derecho, el escarlata distintivo de los machos.

Los investigadores creen que el cardenal que frecuenta el comedero para aves de los Caldwell en Erie, Pensilvania, es un extraño ginandromorfo bilateral, mitad macho y mitad hembra. No se sabe mucho sobre este fenómeno atípico, pero esta división sexual se ha reportado en aves, reptiles, mariposas y crustáceos.

Nadie puede estar seguro de que el ave es un ginandromorfo sin antes analizar sus genes con muestras de sangre o por medio de una necropsia, pero la división justo a la mitad del plumaje es característica de estos casos extraordinarios, de acuerdo con Daniel Hooper, un biólogo evolutivo del Laboratorio de Ornitología de la Universidad Cornell.

Hooper mencionó que en teoría los ginandromorfos se podían crear gracias a la fusión de dos embriones en desarrollo que se fertilizaron por separado.

También es posible que una hembra produzca un huevo que contenga las dos copias de sus cromosomas sexuales, Z y W, y que después la fertilicen dos espermatozoides, cada uno con un cromosoma Z (aunque los cromosomas sexuales en humanos tienen la etiqueta XX para las mujeres y XY para los hombres; las aves hembras son ZW y los machos, ZZ). Los científicos no están muy seguros de cómo un huevo de ese tipo puede producir un polluelo que tenga tanto la célula ZW como la ZZ.

La división pasa justo por la mitad del ave solo porque los vertebrados se desarrollan de una manera simétrica bilateral. Aunque un lado podría ser mayormente ZW y el otro ZZ, investigaciones previas indican que hay una especie de mezcla de células en el cuerpo del ave.

Sin embargo, en esencia, cada lado del ave podría ser el hermano o la hermana del otro. Los genes que no son los que confieren el género también resultan afectados.

En los mamíferos, un gen en el cromosoma Y que estimula el desarrollo de los testículos, cuyas hormonas regulan el desarrollo del resto del organismo, controla la determinación del sexo. Por esta razón, es tan poco común ver el ginandromorfismo en mamíferos, comentó Hooper.

Hooper no cree que haya ninguna razón para asegurar que hay una mayor probabilidad de sexos mezclados en los cardenales que en otras criaturas, pero su contraste de colores según el género les da una notoriedad particular.

La hembra del cardenal tiene un color marrón y es más callada que los machos con sus tonos intensos. Además del color rojo, los cardenales machos cantan más seguido con tonadas más complicadas, tanto para proclamar su territorio como para atraer a las hembras.

En 2008, Brian Peer, un profesor de Biología en la Universidad de Illinois occidental en Macomb, Illinois, comenzó a estudiar un cardenal similar, con una división a la mitad. A lo largo de los siguientes dos años, Peer realizó más de cuarenta visitas al patio trasero de un maestro de Biología de bachillerato que ya estaba retirado, donde había un comedero de aves que atrajo a un ave con la mitad derecha de hembra y la mitad izquierda de macho —lo opuesto al cardenal de los Caldwell—.

Peer, un experto en el comportamiento de los tordos, tenía la esperanza de ver si el cardenal se iba a comportar más como una hembra o como un macho. Por desgracia, nunca pudo ver al ave interactuar con otras, aunque no coincidió con la idea de que el cardenal era solitario; muchos cardenales nunca logran aparearse con éxito en la naturaleza, explicó.

Durante dos inviernos, Peer observó al ave, pero con el tiempo un cardenal macho que defendió su territorio con agresividad lo expulsó del patio trasero del maestro. No se volvió a ver al ginandromorfo.

Se cree que los ginandromorfos son infértiles, aunque el cardenal en el patio de los Caldwell parece haber formado una pareja con un ave macho. Hooper señaló que es demasiado pronto para saber si ese macho es el padre o la pareja del ave mezclada, y si se quedará para la temporada de apareamiento.

A pesar de que los pájaros tienen un par de ovarios, el único funcional es el del lado izquierdo —el lado hembra de este cardenal—, así que en teoría es posible que ponga huevos, comentó Hooper. Él tiene la esperanza que las crías tengan una carga genética convencional porque las células de sus huevos tendrían solo un cromosoma sexual.

Hooper mencionó que le encantaría estudiar el ave a profundidad, para aprender más sobre su genética y también para comprender cómo funciona su cerebro: en los ginandromorfos, una mitad del cerebro también es de hembra y la otra mitad, de macho.

Los pájaros cantores tienen muchas más conexiones neuronales en sus cerebros, las cuales les permiten cantar tonadas complejas, y Hooper se pregunta cómo el cerebro de este cardenal, con una mitad de hembra y una mitad de macho, podría afectar la capacidad de aprender, evaluar y producir cantos, así como sus deseos para hacerlo.

«Supongo que simplemente no hay una red neuronal completa que produzca un canto o el coctel hormonal adecuado que circule en el cerebro para motivar al ave a cantar aunque pudiera», mencionó Hooper en un correo electrónico.

Las mariposas también pueden ser ginandromorfas, comentó Josh Jahner, investigador de posdoctorado en la Universidad de Nevada, campus Reno, ya sea mitad y mitad o incluso en proporciones más variadas.

En su investigación, Jahner encontró que las alas de las mariposas ginandromorfas son similares a las de las mariposas comunes, aunque las coloraciones de los machos y las hembras aparecen en el mismo insecto. No obstante, los genitales de cada ginandromorfa son diferentes de todos los demás, recalcó Jahner. Saber por qué sucede esto podría servir para que los científicos comprendan las reglas de desarrollo.

Por su parte, Shirley Caldwell está disfrutando la atención y la oportunidad de observar al cardenal extraordinario y de buscar patrones en sus actividades diarias. «Ha sido muy gratificante saber más sobre el ave», mencionó. «Es una experiencia única en la vida. Es divertido».

  • Con información de The New York Times

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