El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) estima que El Salvador concluirá el 2020 con una deuda cercana al 92,1 % del Producto Interno Bruto (PIB). Las cifras salvadoreñas son seguidas por Costa Rica con el 67,2 % del PIB y Panamá con el 56,2 % del PIB.
El Gobierno de Nayib Bukele ha solicitado más de 900 millones de dólares en préstamos a organismos internacionales para enfrentar la crisis provocada por la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, sin embargo, ya en la realidad el gobierno, de orden populista, ha redirigido parte de esos fondos a regalías en búsqueda de beneficios electorales y al gasto público.
A poco más de cuatro meses de estallar la pandemia, El Salvador registra 21.644 contagios de la COVID-19, de los que 11.011 casos están activos, 577 personas han fallecido y 10.056 salvadoreños han sido dados de alta.
De acuerdo con el Banco Central de Reserva (BCR), para junio de este año la deuda asciende a 20.575,8 millones de dólares, incluyendo el financiamiento en Letras del Tesoro (LETES) y la deuda de pensiones.
Prestamos al FMI, BID y BM
Entre los organismos internacionales a los que El Salvador ha solicitado préstamos están el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), según lo confirmó a periodistas Ricardo Castaneda, coordinador para El Salvador del Icefi.
Señaló que, hasta el momento, solo han sido desembolsados 389 millones de dólares de un préstamo solicitado al FMI, cuyas negociaciones «ya están finalizadas», y quedarían pendientes 500 millones de dólares pedidos al BID y 20 millones de dólares al Banco Mundial.
Además, indicó que el Gobierno «ha conseguido 1.000 millones de dólares a través de bonos», «utilizado LETES y CETES (Certificados de la Tesorería), que es deuda que se debe pagar a menos de un año».
El economista explicó los LETES y CETES «se han emitido a una taza de interés bastante alta, tomando en cuenta que el período de pago es apenas un año, lo que implica hipotecar el presupuesto (general de la nación) del 2021, el cual es clave para la recuperación económica y para minimizar los impactos de la crisis en términos de pobreza y desigualdad».
«Cuando las tazas de intereses son altas se le va quitando espacio al gasto social o la inversión productiva, que son dos variables claves en términos de una estrategia de desarrollo y es ahí donde el manejo de la deuda en el marco de la pandemia era clave», apuntó.
Castaneda sostuvo que era preciso «asegurar que las tazas de intereses no fueran tan altas y por otro lado procurar conseguir períodos de gracia para empezar a pagar esa deuda, porque si no se comprometen los presupuestos de los próximo años».
«Lastimosamente en el país no se hizo y los costos se van a tener que pagar a partir del próximo año y los van a pagar la población en general, pero, dado el diseño de la política fiscal en El Salvador, los grupos más vulnerables y quienes ya han sido afectados por la pandemia serán los más impactados», planteó.
Bonoa al 9,5 % de interés
El coordinador del Icefi explicó que El Salvador emitió 1.000 millones de dólares en bonos a un plazo para pagar de 32 años, «es decir que se vencen en 2052 y en ese año se debe de pagar de una vez los 1.000 millones».
Sin embargo, la taza de interés a la que consiguió ese financiamiento es del 9,5 %, «eso significa que cada año debe de pagar solo en intereses 95 millones de dólares a partir del próximo año (2021) y hasta cuando llegue el 2052», detalló.
«La taza de interés de 9,5 % es la más alta a la que ha emitido bonos El Salvador y es la más alta que han emitido países emergentes, en los cuales entra El Salvador, durante la pandemia», señaló.
Dueda pública de más de 20.570 millones de déolares
La deuda pública, es decir la del sector público no financiero, del Gobierno central, de las instituciones descentralizadas y de las empresas públicas no financieras, sobrepasa los 20.570 millones de dólares, monto que incluye el financiamiento en bonos, la deuda de pensiones y el préstamo ya aprobado por el FMI.
Castaneda sostuvo que «este nivel de deuda va a incrementar una vez entren los desembolsos del BID y del BM, por eso es que como Icefi se estima que al final del año la deuda del estado salvadoreño va alcanzar el 92,1 % del PIB».
Lo anterior supone que al terminar el 2020 por cada 100 dólares que se produzcan en el país, se deberían 92 dólares, lo que en términos nominales sería alrededor de 24.000 millones de dólares en deuda».
El economista agregó que solo la deuda de pensiones, a través del Fideicomiso de Obligaciones Previsionales (FOP), es de 5.400 millones de dólares.
Castenada dijo recientemente a periodistas que El Salvador puede tener el peor impacto en su crecimiento económico de la región centroamericana debido a la pandemia, con una pérdida de al menos un 10 % del PIB, lo que hace que los pronósticos sean «muy poco halagüeños».