La sequía de 12 años ha terminado. En una noche épica que quedará grabada en la historia del fútbol salvadoreño, Luis Ángel Firpo se coronó campeón del Torneo Apertura 2025 tras vencer en una dramática tanda de penaltis al Alianza F.C., luego de empatar 1-1 en el tiempo regular y los extra. Con este triunfo, la «Marea Roja» alcanza su undécima estrella, recuperando su lugar en el Olimpo del balompié nacional.
120 minutos de pura tensión
El encuentro comenzó con un Alianza volcado al ataque, haciendo valer su experiencia en finales. Sin embargo, fue Firpo quien pegó primero al minuto 34, gracias a un cabezazo certero tras un tiro de esquina. El «Coloso de Monserrat», pintado de rojo en su mayoría, estalló en júbilo.
La reacción alba no se hizo esperar y, en la segunda mitad (minuto 68), un zapatazo desde fuera del área puso el 1-1 definitivo. Los tiempos extra fueron un duelo de estrategias y resistencia física, donde ambos porteros se convirtieron en figuras para mantener el marcador inalterado.
La lotería de los penaltis
Desde los doce pasos, la figura fue el guardameta pampero, quien atajó dos disparos cruciales. El penal decisivo fue cobrado con frialdad por el capitán usuluteco, desatando la locura en las gradas.
- Marcador en penales: Firpo 4 – 2 Alianza.
- Héroe de la noche: El portero manudo con dos atajadas magistrales.
El fin de una larga espera
Firpo no levantaba un trofeo de Primera División desde el Clausura 2013. Tras años de crisis administrativas y deportivas, esta undécima corona representa el resurgimiento definitivo de uno de los equipos con mayor tradición en El Salvador.
Declaraciones tras la victoria
«Este título es para Usulután. Sufrimos mucho, pero siempre creímos que el Toro volvería a ser campeón. Hoy le devolvemos la alegría a la gente», declaró entre lágrimas el director técnico de Firpo al finalizar el encuentro.
Con esta victoria, Luis Ángel Firpo se posiciona nuevamente en la lucha histórica por ser el equipo más laureado, recortando distancias con FAS, Águila y el mismo Alianza. La celebración se extendió desde el Monumental Estadio Cuscatlán hasta las calles de Usulután, que la noche del sábado no durmió.