Al estimular el crecimiento económico, aseguró la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, se establecería un espacio de desarrollo sostenible en El Salvador, Guatemala, Honduras y el sur-sureste de México.
A nadie sorprende que ninguno de los presidentes del Triángulo Norte centroamericano haya propuesto semejante salida a los problemas de sus países, Guatemala, El Salvador y Honduras.
El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, un nobel político que ya pasó de la extrema izquierda a la derecha salvadoreña mantiene una campaña de propaganda interna que no le permite ver más allá de sus fronteras, entre otros motivos, porque su efecto “Hammelin” se limita a una población decepcionada de la ´clase política´ y, que carece de liderazgo en su acervo geopolítico.
Guatemala, con su flamante nuevo presidente, Alejandro Giammattei (derecha), no ha tenido tiempo de conocer las negociaciones ´bajo la mesa´ que le hereda el cómico Jimmy Morales.
Honduras, con suficientes problemas de corrupción y narcotráfico, no vuelve a ver a sus vecinos.
La iniciativa promueve también el acceso universal a los derechos sociales, la resiliencia al cambio climático y los derechos durante todo el ciclo migratorio, apuntó Bárcena.
Al presentar el cuarto borrador del Plan de Desarrollo Integral, recordó que El Salvador, Honduras, Guatemala y los nueve estados del sur-sureste de México constituyen un mercado de 60 millones de personas, lo que convierte a la zona en un mercado interesante´para los grandes conglomerados económicos.
El Triángulo Norte centroamericano tiene acceso a ambos océanos y una situación geográfica privilegiada, alta biodiversidad natural y diversidad cultural, de vocación integracionista y que cuenta con una población joven y capacidades productivas en espera de ser desarrolladas, apuntó, la ejecutiva de CELAC.