El desplazamiento dificultoso de un convoy integrado por más de un centenar de camiones, portadores de servicios básicos y alimentos para nuestros hermanos centroamericanos de Guatemala y Honduras, no fue impedimento para que los destinatarios de dicha ayuda se expresaran con gritos de alegría y de agradecimiento por algo que no ocurría desde hace tiempo.
El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, a pesar de los grandes problemas que enfrenta en su propio país, hizo caso omiso de estos y anunció el sábado que enviaría 200 rescatistas, maquinaria y paquetes de alimentos por valor de dos millones de dólares para ayudar a los afectados por las intensas lluvias, causadas por el huracán Eta, en el Triángulo Norte de Centroamérica.
“Nuestros hermanos en Guatemala y Honduras necesitan ayuda. Es por eso que he puesto a disposición de cada uno de los sus gobiernos a 100 rescatistas, maquinaria, equipo y un millón de dólares en paquetes de alimentos, para cada país, para beneficiar a 60.000 familias”, dijo Bukele en redes sociales. La ayuda la están recibiendo específicamente familias afectadas por las intensas lluvias que inundaron amplias zonas de Guatemala y Honduras.
Hace 51 años, por incomprensiones de la historia, otros camiones, solo que cargados con personal militar, armas y municiones, cruzaron las fronteras hondureñas en el marco de una guerra punitiva que reclamaba muerte, llanto y dolor en ambas naciones. Ahora Bukele envía camiones cargados de esperanza de vida y solidaridad fraterna, llevando equipo para sobrevivir, no para morir, alimentos para mitigar el hambre y el frío causado por la inclemencia de la naturaleza, haciendo camino para la unidad y el progreso centroamericano.
Lo que hizo Bukele fue un acto de hermandad regional que sin lugar a dudas será recordado por mucha gente, no por su valor en dólares, sino por su valor humano, sin importar la critica de los inconformes y de los egoístas. Para eso estamos los hermanos; para que, cuando una necesidad extrema aflija a uno de nosotros, todos estemos prestos a brindar nuestra mano y nuestros corazones, en su ayuda.
Nuestros hermanos de Guatemala y Honduras, como todos los centroamericanos, son personas agradecidas y trabajadoras. El gesto solidario del presidente Bukele lo ha demostrado. En situaciones como la presente se hace evidente la histórica consigna de Alejandro Dumas “Todos para uno” y “Uno para todos”, frase que hoy por hoy se hace indispensable para resolver los problemas que aquejan a la humanidad.