El Salvador guarda silencio tras incautación de avioneta con cocaína en México

Un silencio notable ha envuelto al gobierno salvadoreño tras la incautación de una avioneta con aproximadamente media tonelada de cocaína en Colima, México, el pasado 4 de julio. A pesar de la relevancia del decomiso y las posibles implicaciones transnacionales, ninguna autoridad salvadoreña ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el incidente, generando cuestionamientos sobre la transparencia y la cooperación en la lucha contra el narcotráfico.

La aeronave, una Cessna, fue detectada por radares mexicanos sobrevolando espacio aéreo sin autorización y, tras ser interceptada, aterrizó de emergencia en una pista clandestina en el municipio de Tecomán, Colima. Las fuerzas de seguridad mexicanas, incluyendo elementos del Ejército y la Guardia Nacional, aseguraron la avioneta y la droga, reportando un cargamento que podría rondar los 500 kilogramos de cocaína.

Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno de México, afirmó el martes en conferencia de prensa que una avioneta cargada con 428 kilos de cocaína intervenida en el municipio de Tecomán, Colima, procedía de El Salvador.

«En Tecomán, Colima, derivado de labores vigilancia y protección del espacio aéreo mexicano, personal del centro nacional de vigilancia y protección del espacio aéreo detectó una aeronave procedente de El Salvador que transportaba 428 kilos de cocaína y fueron detenidas tres personas. El costo de la droga es de 96 millones de pesos (unos $516,000 al cambio)», declaró García Harfuch.

Lo que ha llamado la atención de analistas y medios regionales es la ausencia total de comentarios por parte de las autoridades salvadoreñas. Ni la Presidencia de la República, ni el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, ni la Dirección General de Aduanas, ni la Policía Nacional Civil (PNC) han emitido comunicados, declaraciones o reacciones ante un evento que, por su naturaleza, sugiere posibles vínculos con redes de narcotráfico que operan en la región centroamericana y que podrían tener conexiones en El Salvador.

«Es preocupante que no haya una postura oficial», señala un periodista de investigación local que prefirió no ser identificado por temor a represalias. «Cuando se trata de incautaciones de esta magnitud, especialmente si la aeronave tiene un historial o conexiones que apuntan a nuestro territorio, lo mínimo esperado es una declaración de cooperación con las autoridades mexicanas o una promesa de investigación interna».

La falta de información contrasta con la habitual comunicación del gobierno salvadoreño en temas de seguridad, particularmente en lo referente a la lucha contra las pandillas y otros delitos. Este hermetismo alimenta la especulación sobre las posibles razones detrás del silencio: ¿Se están realizando investigaciones discretas? ¿Hay un temor a revelar información sensible? ¿O simplemente se prefiere evitar el tema por considerarlo un asunto ajeno que podría generar cuestionamientos incómodas?

En el pasado, avionetas con cargamentos de droga que operan en la región han sido vinculadas a pistas clandestinas en El Salvador o han utilizado su espacio aéreo como puente. La ubicación geográfica del país lo convierte en un punto estratégico para el tránsito de drogas desde Sudamérica hacia Norteamérica. Por lo tanto, cualquier incautación importante en países vecinos, especialmente con características de transporte aéreo, debería ser de interés primordial para las autoridades de seguridad salvadoreñas.

Analistas de seguridad regional enfatizan la importancia de la colaboración y la transparencia en la lucha contra el narcotráfico, un fenómeno que trasciende fronteras. «El silencio de un gobierno ante un hallazgo así puede interpretarse de diversas maneras, pero rara vez contribuye a generar confianza o a demostrar un compromiso total con el combate a estas redes criminales transnacionales», comenta un experto en seguridad regional.

Mientras las autoridades mexicanas continúan con las investigaciones para determinar el origen y el destino de la droga, así como la identidad de los responsables, el gobierno de El Salvador se mantiene en un hermetismo que solo contribuye a más preguntas que respuestas en torno a este incidente que subraya la persistencia del narcotráfico aéreo en Centroamérica. La expectativa de un pronunciamiento oficial, o al menos un indicio de cooperación investigativa, sigue pendiente para aclarar la posición del país ante un evento de esta magnitud.

Con información de Agencia Digital de Noticias -ADN-

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