El Salvador enfrenta el pago inminente de 604,1 millones de dólares de su deuda externa que debe solventar a su vencimiento el próximo 23 de enero.
La deuda que se vence ahora era de 800 millones de dólares pero dos procesos de recompra orquestados por el ministerio de Hacienda les restaron 195,84 millones.
Según Ricardo Castaneda, economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, explicó a periodistas que el país debería poder pagar su compromiso en este año, sin embargo, alertó, existen dificultades para acceder a esos recursos.
“El Salvador va a continuar teniendo serias dificultades de financiamiento, especialmente en el tema externo”, opinó, donde las puertas de los prestadores aun están cerradas y existe una persistente desconfianza dentro los organismos crediticios y bancos.
Para Rommel Rodríguez, economista de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUSADES), si bien no hay dudas del pago de la deuda, la forma en cómo se obtuvo el financiamiento pondrá en cautela a los inversionistas.
No existe una mejora sustancial de la perspectiva de riesgo que tienen del país los inversores internacionales, aseveró el experto.
Rodríguez señaló que el reto para el país será el comportamiento del mercado internacional y cómo se van a gestionar las finanzas para cancelar los bonos a vencer en los próximos años.
La recompra de los bonos incluyeron también la deuda del 2025, otros 800 millones de dólares de los que el gobierno logró adquirir 451,9 millones, es decir que para ese año El Salvador necesitará cancelar otros 348,1 millones.
Según el economista de izquierdas Cesar Villalona, estos procesos se traducen en pagar una deuda adquiriendo otra, que pese a ser una solución a lo inmediato, se convierte en un círculo vicioso.