¿El principio del fin? Djokovic perdió por primera vez en el Australian Open en seis años

La cabeza de Novak Djokovic es prodigiosa. Ese aspecto es, tal vez, el punto más fuerte en un tenista que marcó la historia. Pero la pregunta que se instaló apenas cayó contundentemente en semifinales del Australian Open ante Jannik Sinner hablaba sobre su futuro. Una serie de interrogantes sobre un tenista de 36 años que sigue como número 1 del mundo y que llegó hasta las semifinales del primer Grand Slam del año. ¿Es el principio del fin de su reinado? La respuesta que se esperaba de un hombre como Nole, de convicciones firmes, no era dubitativa. Quizás aquejado por el golpe reciente dejó una rendija a las dudas. Pudo ser, también, un enfoque autocrítico para no volver a transitar por esto. Sólo él lo sabe.

“No lo sé”, expresó el hombre que llevaba seis años sin perder en el Australian Open desde aquella caída contra el coreano Hyeon Chung en 2018 cuando un periodista le preguntó si sentía que su hegemonía corría riesgo o si tan sólo había sido un “torneo más”. “Todavía tengo grandes esperanzas en otros Grand Slams y en los Juegos Olímpicos. Esto es solo el inicio de la temporada y no es la sensación a la que estoy acostumbrado porque la gran mayoría de mis temporadas han empezado con una victoria en Australia. Esta vez es un poco diferente, pero es lo que es. No he estado a mi nivel, pero no significa necesariamente que sea el principio del fin, ya sabes, como a algunos les gusta llamarloPero, sí, vamos a ver qué pasa en el resto de la temporada”, aceptó en un tono ambiguo entre risas.

Esa última pregunta de la conferencia no fue casual, que buscaba un título simplemente. Djokovic había expresado a lo largo de su aparición ante los medios su preocupación por el mal nivel que sintió mostrar en todo el certamen. No fue solamente esta expresión la que dejó un semblante agridulce de un hombre que podría estar orgulloso de su vigencia. Una sola derrota no hará trastabillar su reinado. Sin embargo, Nole hizo un análisis más profundo de toda su estadía en el Australian Open: “Durante todo el torneo no he estado ni cerca de mi mejor nivel. Quizás el partido contra Mannarino fue genial, pero la mayoría de los partidos no he estado nada bien. No he jugado a la altura del nivel que suelo dar en Australia”.

Y aclaró sobre esos dos primeros desconcertantes sets contra Sinner en el partido que terminó con victoria para el italiano 6-1, 6-2, 6-7 y 6-3 en tres horas y media de acción sobre el Rod Laver Arena: “Evidentemente me sorprendió mi nivel de hoy porque no lo esperaba tan malo como en los dos primeros sets, aunque no me sentí yo mismo en la pista. Por todo esto se puede decir que las semifinales son un buen resultado, pero yo siempre espero lo mejor de mí mismo y no estaba destinado a darse hoy”.

“Quiero felicitar a Sinner por su gran partido y su gran torneo hasta ahora. Está merecidamente en la final. Me superó por completo. En cuanto a mí, me sorprendió mi nivel, en el mal sentido claro, no hice casi nada bien en los dos primeros sets. Es uno de los peores partidos de Grand Slam que he jugado, al menos que yo recuerde. Ha sido una sensación muy desagradable jugar de esta manera, pero le doy mucho crédito a él por superarme en todo. Lo he intentado y he luchado y logré subir un poco el nivel en el tercero, pero en el cuarto set volvió a ocurrir lo mismo”, fue contundente.

En esa línea crítica sobre su aparición en la cancha, el diez veces ganador del Australian Open aseguró que la estadística de no tener bolas de break a su favor a lo largo del juego “dice mucho” y apuntó: “Es difícil describir lo de hoy, todas las cosas que hice mal. Hay muchos aspectos en mi juego con las que no estoy nada satisfecho, mi movimiento, mi derecha, el revés. Todo fue bastante malo”.

Uno de los tenistas más significativos de la historia bien podría referirse a esos dos primeros partidos dubitativos ante Dino Prizmic (6-2, 6-7, 6-3 y 6-4) y el local Alexei Popyrin (6-3, 4-6, 7-6 y 6-3) que sirvieron como antesala de dos victorias más contundentes sobre el argentino Tomás Etcheverry (6-3, 6-3 y 7-6) y el francés Adrian Mannarino (6-0, 6-0 y 6-3) que lo depositaron en cuartos de final ante el norteamericano Taylor Fritz (7-6, 4-6, 6-2 y 6-3). ¿Pondrá en duda su reinado este golpe o será la cachetada que lo hará convertirse en un hombre aún más predominante?

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